martes, 5 de octubre de 2010

ESTUPIDECES




Una estupidez puede ser equivocarse a destiempo, confiar en el sexo de los ángeles, y creer en la bondad de los titiriteros. Por eso me declaro en huelga, y quiero que disculpen los sindicatos mi ausencia en la ‘juerga general’ del día 29, porque pienso ir a trabajar y no habrá piquete que impida cumplir con mi deber.

Hace tiempo que deberían haber convocado una ‘rebelión masiva’ de trabajadores y no lo hicieron porque no era políticamente correcto y porque tenían su bolsa llena. Pero la gente no es tonta, y ya exigen que justifiquen su sueldo y el jornal de tanto sindicalista liberado cobrando un chollo del dinero de los contribuyentes.

¡A buena hora mangas verdes! Que se vayan con la música a otra parte porque los instrumentos desafinan.

Otra estupidez que entretiene nuestras neuronas nos la ofrece el ex presidente del gobierno Felipe González. (Y luego critican que Aznar hable cuando otros abren la boca diciendo sandeces). El líder socialista -del pretérito imperfecto- quiere que se legalicen las drogas para así menoscabar el poder de los traficantes.

Que se sepa el güisqui es legal, también el tabaco, y la píldora del día después, y no por eso la gente deja de beber, fumar como chimeneas, y holgar al aire libre con orgullo heterosexual. No porque sea legal la bebida, la gente deja de estar ebria y matarse en la carretera. Y por desgracia sigue habiendo cáncer de pulmón y embarazos no deseados.

Por eso considero que si se legalizan las drogas los traficantes se harán de oro, porque ya no tendrán que pagar a contrabandistas y mercenarios, abriendo sus kioscos en plena vía pública. Así todo el mundo podrá comprar cocaína, LSD, o heroína como quién va al monte y coge un cesto de setas envenenadas.

Y es que ya estamos hartos de estupideces y políticos insufribles. Porque desde que Felipe González se ha hecho ‘moruno’ en Marruecos con un chalet que no es suyo pero que existe, el olor a marihuana cruza el estrecho y el ‘chocolate’ se cuela por las esquinas como puta entre rastrojos.

Que penalicen el paro y legalicen el trabajo, a ver si así no marean al pueblo con tantas estupideces.


ROSA MARÍA VERA

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