LA MITAD DEL CIELO
Si alguien nos dijera que podemos conseguir la mitad del cielo para un enfermo que necesita ayuda, seríamos solidarios sin dudarlo. Es importante imaginar, soñar, sentir y actuar con empatía, cualidad que llevamos dentro y que aflora ante la adversidad de un amigo, un familiar o un extraño. No es cuestión de sentimentalismos hacerse socio de una Fundación o trabajar de voluntario sin esperar recompensa, porque algo late en nuestro corazón iluminándolo y tomando conciencia de que mañana puedo ser yo o usted.
Brutal y realista cuando duele pensar que tal vez necesitemos de alguien que se ocupe de alcanzar una estrella en ese cielo tan lejano para muchos. Y entonces querríamos una ilusión, un soplo de aire fresco, una ventana abierta a la vida.
La esclerosis múltiple es una terrible enfermedad neurodegenerativa y crónica del sistema nervioso central que afecta a 1 de cada 1000 personas. Es normal que exista el padecimiento, dirán, pero no es prudente cerrar los ojos ante el deterioro físico de gente con movilidad reducida e invalidez, porque sería injusto rechazar que se puede mejorar el mundo.
Sería minusvalorar la esperanza cortando las alas de una voluntad por vivir y resistir; y sería rendirse cayendo al abismo sin remontar el vuelo ignorando la existencia del enfermo. Por eso hay que luchar, huir del abandono e identificarse con usted -y conmigo-, porque todavía se puede soñar, progresar y amar, sujetando y dirigiendo la cometa hacia un cielo infinito, dulce y azul, cercano y auténtico.
Por eso tanto usted como yo debemos colaborar con Fundaciones altruistas como la Esclerosis Múltiple o cualquier Asociación que ayude, anime y contemple al ser humano con sensibilidad, respeto y comprensión. Una pirámide necesaria para que todos alcancemos la otra mitad del cielo, allá donde el espíritu renace y recupera su libertad.
ROSA MARÍA VERA