jueves, 24 de julio de 2014

DE SENECTUTE




DE SENECTUTE



   “El poder y la ley no son sinónimos. La verdad es que con frecuencia se encuentran en irreductible oposición”. (Marco Tulio Cicerón)

    La ley de Dependencia se encuentra en una situación crítica y alarmante. Con más de 41 mil prestaciones menos por los recortes y un recorte financiero del gobierno central superior al 21 por ciento en Andalucía, el sistema de la dependencia se ha convertido en un “auténtico desastre y ha frustrado las esperanzas de miles de personas tanto dependientes como trabajadores del sector que veían en él una fuente de generación de empleo y un motor de igualdad entre hombres y mujeres”.

  “Desde que en julio de 2012 el Gobierno impuso una serie de reformas, el Sistema de Dependencia no ha dejado de perder cobertura”. De hecho, desde el mes de agosto de aquel año, primer mes que comenzaron a aplicarse los recortes, el sistema ha perdido 75.402 personas con derecho a atención, y, adicionalmente, hay 26.292 personas menos con una prestación efectiva. Además, se mantiene una lista de espera de 193.239 beneficiarios que aunque tienen reconocido el derecho a ser atendidos todavía no cuentan con ningún tipo de prestación o servicio.


   Los recortes impuestos por el Gobierno tienen como objetivo utilizar el sistema de dependencia para reducir el déficit público mediante una disminución de la inversión pública en sus prestaciones. Esto ha llevado a que el Estado central haya pasado de una financiación de unos 2.000 millones de euros en 2010, a algo menos de 1.250 millones en 2013, y para 2014 los Presupuestos Generales del Estado dejan incluso una cifra inferior.


   Ante esta tesitura, algunos se preguntan hasta dónde puede llegar la caída. Y los que pierden siempre son los más débiles. “De Senectute” de Cicerón es su única obra consagrada a los ancianos. No sólo es un estudio filosófico, social, o cultural sobre la vejez, sino un canto a la vida que fluye hacia ese mar que es nuestro último refugio. Si el poder no defiende a nuestros mayores, la ley sigue siendo una paupérrima invención de los más fuertes.


ROSA MARÍA VERA

lunes, 7 de julio de 2014

MENDICANTES



 

MENDICANTES

Cada vez detesto más los programas mendicantes de la televisión. Nos toman por tontos o pretenden arreglar el país a base de limosnas promoviendo la pena entre los telespectadores. Hay quién se engancha al tabaco, a la bebida, o a los “programas basura” de pedigüeños (directivos y presentadores) que se suben al pedestal de la pobreza cobrando sueldos millonarios. Y todo esto a fuerza de utilizar la lágrima fácil e inventarse otro tipo de subsidio: el subsidio del dolor y la vergüenza.

   Vergüenza deberían darles a los inventores de este experimento de masas, de esta podredumbre moral de guionistas que utilizan a quiénes padecen necesidades y se aferran a un programa que les ofrecen vender sus miserias a cambio de limosnas. Ejemplo claro el programa “Entre todos”, presentado por Toñi Moreno, que vuelve a levantar polémica al utilizar a un menor discapacitado para causar conmiseración entre la audiencia.

   De ahí la actuación del Ministerio Fiscal pidiendo una indemnización para el niño por vulnerar el derecho a la intimidad personal y familiar de un menor discapacitado. Y todo por la maldita audiencia que es la gran prostituta de la televisión. La ‘madame’ que vende a sus pupilas por conseguir un récord de share y que los directivos se froten las manos ante los dividendos que generan la gente pobre de este país.

   La pobreza vende, y causar pena se ha convertido en un gran negocio. Es la picaresca española, y eso ya la narró muy bien Cervantes en sus novelas ejemplares. Porque si antes veíamos Dallas y fastuosas mansiones, ahora es una rémora del pasado porque estamos en crisis y lo que interesa es sacar la miseria y exponerla en una subasta para encontrar compradores.

   ¿Qué eso ayuda a la gente? ¡Mentira! Los generosos que entreguen su dinero a Cáritas, y quiénes quieran pedir por televisión, que pidan, anónimamente y sin escaparate.

   Que controlen esta nueva esclavitud. Que no prostituyan a inocentes y respeten la dignidad ajena.



ROSA MARÍA VERA