jueves, 25 de octubre de 2012

"LO IMPOSIBLE"



LO IMPOSIBLE


   La película “Lo Imposible” tan magníficamente promocionada por tele 5, deja un sabor agridulce cuando se encienden las luces y aparecen los créditos en la pantalla. Nada que objetar a la magnífica interpretación del matrimonio formado Naomi Wats y Ewans MacGregor, y como no, la del hijo mayor Tom Holland en el papel de Lucas, que para mí fue lo mejor del film.

No se pueden negar los esfuerzos por reflejar una tragedia, ni la puesta en escena de una historia real contada con crudeza en un entorno veraz tras el paso de un tsunami. Pero lo que me chirría después de tanto dramatismo y lágrima forzada al ver las vicisitudes con las que se enfrenta la familia, es la envoltura del núcleo sobre el que se ha escrito el guión.

   Hay una centralización del argumento que recae sobre dos pilares fundamentales, la madre y su hijo, y nada que objetar porque están magníficos. Mayormente Lucas, y me quito el sombrero porque a este chico le deberían de llover ofertas hasta debajo de las palmeras tailandesas. Pero falta el envoltorio del regalo, lo que hace que una película prevalezca en el tiempo, el dinamismo de una situación límite, y la grandiosidad de un paisaje aunque éste sea desolador.

La película empieza con fuerza y se ralentiza a medida que vas adentrándote en la historia. Lloras de angustia, pero no terminas de engancharte al carro del relato.

   “Lo Imposible” cuenta con un reparto sensacional, y un guión fiel al suceso, pero también se asemeja a un reality, a una obra teatral dramática donde escasean los diálogos y faltan historias paralelas que reflejen a otras familias en similar situación. Ése es el envoltorio fundamental de una gran película, el aderezo de un argumento, el atrezo de un traje, sin el cual éste pierde su calidad ante una pasarela de alta costura.

Quizás la difusión de “Lo Imposible” y su excesiva propaganda televisiva, nos creen unas expectativas que luego se desinflan por falta de contenido. Quizás la ‘anormalidad’ la veamos ya normal después de tanta catástrofe.

   Pero aún así merece la pena verla, merece la pena ver a Lucas y a su madre, aunque el final se nos quede corto, como cuando una vela se apaga tras una corriente de aire.



ROSA MARÍA VERA