lunes, 15 de diciembre de 2014

LOS MAGOS




 LOS MAGOS


   Este año la polémica sobre las luces de Navidad viene servida en bandeja de plástico. No somos tan demagogos como para invalidar a nuestra ciudad en fechas tan entrañables, pero sí queremos un propósito de enmienda para el 2015. Si el país está saliendo de la crisis según Mariano Rajoy, ¿porqué las encuestan dan a Podemos como caballo ganador, mientras aquí seguimos acogiéndonos a los subsidios por falta de trabajo?

   Al gobierno le van a traer carbón los Reyes Magos, y vamos a necesitar algo de magia si queremos comprar la gallina de los huevos de oro. El alcalde Francisco de la Torre tiene que contar con buenos asesores en las próximas elecciones porque su tiempo al mando del Consistorio ya pasó. Y no por buena voluntad, sino por falta de recursos y por una gestión que no es avalada por los ciudadanos. Pan y circo eran la llave que abría incluso las mentes más lúcidas, pero cuando falta el pan los payasos dejan de divertirnos.

   El turismo ya no vende como en tiempos pretéritos y Málaga ha dejado de ser la perfecta ‘Madame’ para convertirse en una amante de pacotilla. Bajan los precios sí, y los hoteles traen a la tercera edad para rellenar huecos, pero el servicio también presenta sus déficits de calidad y la pobreza deja las calles sucias y un ambiente grisáceo para el turista de altos vuelos.

   Alguna magia le tendremos que pedir a los Magos de oriente. Algo de oro para las arcas municipales que revierta en el pueblo, incienso para el espíritu y Mirra para perfumar tanto olor a cuerno quemado y hartazgo político. Si el pequeño Nicolás ha sido un bombazo mediático, Podemos puede alzarse con el poder y aquí nadie se rasgará las vestiduras. Que se jodan, dicen las encuestas, pero el pato siempre lo paga el pobre, el desahuciado, mientras los mindundis del poder se forran a nuestra costa y los ladrones de guante blanco veranean en las islas caimán.

    Qué asco de sistema que se desmigaja como una osamenta ante una artrosis galopante y nada puede hacerse desde un Estado precario y confuso. Si Rajoy nos augura un buen porvenir, consultemos al pequeño Nicolás no vaya a ser que sus relaciones con las ‘altas esferas’ convenzan a los ilusos. Aquí arderá Troya, pero eso sí, con cánticos y aleluyas porque nos van a redimir con las uvas de la suerte y una bola de cristal bendecida por Rajoy el magnánimo.


ROSA MARÍA VERA

martes, 2 de diciembre de 2014

EL TESTAMENTO VITAL





EL TESTAMENTO VITAL



   El testamento vital es un documento escrito que manifiesta las últimas voluntades de una persona enferma -en estado lúcido- sobre el tratamiento de su salud y cuidados paliativos antes de su fallecimiento. Cuando alguien padece una enfermedad incurable y quiere una muerte digna, tiene derecho en su libre albedrío a expresar sus deseos y elegir cómo quiere llegar al final de su vida.


   Nadie se rasga las vestiduras si una persona decide que no quiere sufrir los estragos de una prolongación innecesaria de padecimientos físicos y mentales, fruto de una enfermedad incurable. Incluso hay, quién estando sano, redacta ante notario un documento con instrucciones clínicas en previsión de un accidente o cualquier adversidad del destino que le impida hacerlo a posteriori.


   Porque quienes luchan a diario con enfermos graves que padecen alzhéimer, demencia senil, esclerosis múltiple o cáncer, son los más proclives a cubrirse las espaldas y desear un final decente. Es así como pensamos la mayoría, en la decencia de cruzar el umbral hacia el más allá. Si puede ser, rodeado de los seres queridos, escuchando el rumor de la naturaleza y la armonía de un sentir respetuoso.


   El testamento vital no es un documento negativo ni pesimista, sino real y consciente de que vivimos al albur de los acontecimientos, y bajo los hilos de una vida que no podemos controlarla en su totalidad, pero sí planificarla en su justa medida. Hay que darle luz a nuestra existencia y ser positivos, pero también dignificarla y con inteligencia preparar nuestras alforjas para el último viaje.


   Mañana es la prolongación de hoy, y aunque vivamos en la urdimbre de los sueños con fantasía e ilusión de vivir, también debemos escribirla como un cuento que hay que compartir en público. Un cuento dulce, pensando en que cerramos los ojos para despertar en un mundo nuevo y misterioso.



ROSA MARÍA VERA

jueves, 13 de noviembre de 2014

UN SUEÑO EN NAVIDAD






UN SUEÑO EN NAVIDAD


   Este año el anuncio de la lotería de Navidad está alejado del estereotipo del lujo y la abundancia que da el premio. El filme emociona, cautiva, y fluyen algunas lágrimas porque vemos a una persona real, en una edad madura donde los sueños están olvidados y donde se sufre los avatares de una crisis personal e insostenible.

   La pobreza en los hogares ha iluminado a los creadores del vídeo y por una vez hemos llorado con una pena que no es nuestra, pero que la sentimos como un traje difícil de llevar sobre una piel trémula y desencantada. El anuncio toca la sensibilidad del espectador, lo conduce desde el sentimiento hasta la razón de ser de una generosidad basada en compartir. Compartir un sueño, una ilusión, y un décimo de lotería premiado que ilumina el rostro asombrado de quién lo recibe.

   Si el año pasado hubo controversia por el vídeo rodado por Raphael y Montserrat Caballé, esta vez el paisaje es distinto y no son los famosos quiénes brindan por la Navidad. Lo cotidiano y la lucha diaria de una familia en apuros han movido el hilo argumental del anuncio navideño. La ternura queda explícita en el dueño del bar que dona el premio a una pareja sin recursos, a alguien que ha perdido la esperanza y que sólo se conforma con un café.

   Un café que abre las puertas a un mundo nuevo, a la alegría de vivir y al rostro demudado que sonríe ante un nuevo cielo más tierno y generoso. Y hay que congratularse por la magnífica imagen que transmite el actor principal, alguien que puede ser usted, o el vecino de enfrente, y ambos sabemos que la ruleta de la fortuna es una noria donde unas veces estamos arriba y otras en el abismo del infortunio.

   El sorteo de Navidad cumple con las expectativas de un sueño. Las lágrimas de un hombre se recogen en una copa y la bebemos con fruición. Lágrimas de alguien que como usted o como yo, somos supervivientes de una realidad incómoda y difícil, donde llorar y reír no sólo no cuesta dinero, sino que nos transporta al mundo mágico de una ilusión, un billete al paraíso.



ROSA MARÍA VERA

domingo, 2 de noviembre de 2014

LA EDAD DEL AMOR





LA EDAD DEL AMOR

   El amor no tiene edad y eso lo saben bien quiénes llegan a una edad y siguen enamorados de la vida, y lo que es más importante, de otro ser humano. El envejecimiento no es sinónimo de abandono, ni de una retirada discreta a un hogar del jubilado. Que no está mal, pero que hay otros campos por descubrir cuando se llega a esa edad ilusionante de no preocuparse por el futuro, sino de vivir un presente cada día más misterioso.


   El misterio es fruto de la fantasía, y a medida que maduramos y envejecemos, no debemos dejar de lado la imaginación para crear un entorno agradable y dedicarnos a actividades que en el pasado estaban vedadas por el trabajo y por una dedicación plena a la vida familiar. Ahora ya pasó el tiempo de limitaciones económicas y personales por un horario laboral, hay que ajustarse el reloj del ocio y que el mayor viva con plenitud su merecido descanso.


   Y ese merecido paraíso lleva enlazado el amor hacia una pareja, y si no se tiene, nunca tirar la toalla si todavía hay resquicios y fuerzas para vivir con autonomía el recuerdo imborrable de un beso, una caricia, o el abrazo del ser querido. Amar es reencontrarse con la adolescencia, sentirse vivos, y que el pálpito de nuestro corazón siga la senda de una pasión calma pero duradera.


   La edad del amor no lleva impreso el sello del tiempo, no viene en ningún libro de medicina y ni tan siquiera en la Wikipedia. Si amar es comprender, empalizar con otra persona, y levantarse con el ánimo resuelto para emprender la lucha contra el tiempo, nuestros anhelos por el ayer quedarán resueltos en un presente esperanzador y vivo.


   Amar en la tercera edad no es ninguna quimera, y el cuerpo de la pasión puede resultar tan hermoso como el vuelo suave de nuestra imaginación. Es la fórmula mágica de una inteligencia sana ajena al protocolo de la edad.



ROSA MARÍA VERA


jueves, 9 de octubre de 2014

ÉBOLA


ÉBOLA


   Sólo nos acordamos de África cuando la muerte ronda sobre nuestras cabezas y danzamos como malditos tras el fracaso de un protocolo sanitario. Atrás quedaron los enfrentamientos entre hutus y tutsis, la desaparición de niñas o las guerras sangrientas entre tribus. Liberia es el principal foco de esta terrible enfermedad y España no ha sabido gestionar la repatriación de enfermos. ¿Pero acaso era necesario traer el virus cuando con los recortes apenas si hay dinero para trajes de protección?


   Pero eso sí, había que salvar a Excálibur de ser sacrificado porque el perro era el símbolo del bien venciendo al mal y de un liberalismo bonachón. Esto es la España profunda de una política inepta y de un sistema que repatría epidemias sin saber el alcance del problema. Los daños colaterales se lo achacan a una víctima humana, la auxiliar de enfermería, y si Excálibur se salva del ébola todos contentos porque al menos algo funciona en este país.


   Somos unos perroflautas, unos cantamañas y queremos que el progreso signifique enterrar a nuestros muertos con dignidad en suelo patrio, sin tener en cuenta la extensión del virus. Porque saber con exactitud cómo se produce el contagio, no se sabe, aunque intenten convencernos de que todo está controlado y que respirando el mismo aire, o tocando a un enfermo no es suficiente para contraer la enfermedad.


   Al menos Europa y EE.UU se han dado cuenta de que hay que combatir la raíz del problema en el continente de origen. África es la cuna de la existencia, el granero de la supervivencia mundial, y por ahora este granero está ardiendo y a punto de explotar. Quieren que nos lo tomemos con calma y aceptemos que no existe riesgo de epidemia en España. ¿Y nuestros padres de la Patria no pensaron en los riesgos de recortar una Sanidad de por sí tercermundista?


   Eso sí, si sacrificamos a Excálibur la conciencia nacional estará tranquila de que el perro no habrá muerto en vano. Aunque sigan desapareciendo niñas, se desangre un continente, y nosotros recemos a Santa Bárbara ahora que truena el Ébola. Si no es por el virus, a África que le den, y que el pulmón del mundo se vaya a freírse en su propio caldero.


   Es lo que hay cuando a uno le tocan lo suyo, el perro, y la supervivencia de nuestro trasero expuesto al aire ignominioso de las críticas.



ROSA MARÍA VERA