martes, 5 de octubre de 2010

DESNUDOS DE PODER




Está visto que el calor derrite el cerebro de los padres de la Patria, porque sigo sin comprender como Pepe Blanco pretende subir los impuestos y homologarlos con la CE cuando los sueldos del contribuyente no están homologados. Y no entiendo porqué Obama pretende construir una mezquita en la zona cero de NY cuando eso sería una provocación imperdonable para las víctimas. A no ser que piense que detrás del atentado del 11 S estuvieran implicados otros responsables de la masacre y así con el gesto pedir perdón por ello y congratular con el eterno enemigo islámico.

Menos mal que las serpientes de verano siempre nos entretienen y seguimos leyendo que Bin Laden está escondido en Paquistán. Porque todavía no entiendo cómo si saben el lugar de su escondrijo y con los servicios secretos tan eficaces que pululan por el mundo, todavía no hayan atrapado a este ejecutivo del crimen. Si el Mosad, la CIA, o cualquier otro servicio de inteligencia no consigue descubrir el paradero exacto del enemigo público número uno ni detenerlo es algo que escapa a mi comprensión. O Bin Laden pasó a la historia, o la argucia de mantenerlo vivo es rentable para mantener en la brecha el odio a los países que dominan el petróleo.

En Irak siguen los atentados contra civiles y un asalto a la mezquita en Hilla con la muerte de tres fieles chiíes. No es extraño que el desgobierno del país siga vigente aunque la pantomima de las urnas funcionara para darle al territorio un maquillaje democrático. Y si es difícil una democracia en tierra hostil cuando fue impuesta por el enemigo extranjero y cuando fue derrocado su líder de la forma más ignominiosa posible, todavía es peor cuando el oro negro compra y vende voluntades y cuando no interesa la paz si el poder va detrás del petróleo.

Nada se sabe por la prensa del rebelde clérigo chií que osó hacerle frente al ejército norteamericano, pero estaría bien que suníes y chiíes llegaran a un acuerdo después del abandono extranjero de sus tierras. Y es que el miedo no es que Al Qaeda se haga con el poder, -porque en realidad ¿quiénes integran esta organización terrorista?-, sino qué pasará con el combustible que mueve el mapamundi y sus ramas financieras controladas por occidente a través del mundo árabe.

Siempre el maldito poder del dinero derritiendo el cerebro de quiénes morirán desnudos de poder.


ROSA MARÍA VERA

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