martes, 18 de diciembre de 2012

MUERTE EN LA ESCUELA



MUERTE EN LA ESCUELA


La matanza perpetrada en una escuela de Connecticut por un adolescente de 20 años plantea serios interrogantes. ¿Qué enfermedad mental padecía Adam Lanza, el asesino de 27 víctimas, para que realizase dicha masacre? ¿Por qué su madre, conocedora de los problemas de su hijo, no alertó a psiquiatras y profesores?

No se trata de culpabilizar a una madre fallecida a manos de su hijo, un monstruo incubado por ella misma, pero sí de exigir responsabilidades a una sociedad americana promiscua en vender armas sin licencia y estar orgullosos de una nación cuya principal bandera es el rifle y las armas de fuego.

El asesino Adam Lanza tenía todos los medios a su alcance para cometer sus crímenes. Su madre pertenecía a un grupo denominado “survivalists” que creía en la profecía Maya del fin del mundo y que por ello almacenó en su casa víveres y pistolas. En este ambiente se desenvolvió un niño con graves problemas de personalidad. Un niño al que su madre conocedora del peligro advertía a su canguro de que jamás le diera la espalda.

Así creció el asesino de la escuela de Newtown (Connecticut) y la policía todavía sigue preguntándose por qué. ¿Por qué Adam Lanza destruyó el disco duro de su ordenador si su culpabilidad posterior resultaría evidente? ¿Quién influyó en este adolescente de 20 años para tamaña atrocidad?

Está claro que la idea no surgió en su enfermo cerebro por “casualidad”. Alguien encaminó sus pasos deliberadamente para que destruyera su ordenador antes de la matanza. Y es evidente que lo tenía todo bien urdido y planeado: chaleco antibalas, tres armas de fuego y máscara para cubrirse el rostro.

Ahora Norteamérica está de luto, pero nosotros también. Estamos indignados de que un país que se erige como el más demócrata del mundo y lidere los destinos del planeta, venda munición al mejor postor. Es inconcebible que cualquier psicópata pueda entrar en un colegio y matar a seres inocentes por culpa de la venta indiscriminada de armas de fuego.

Quién quita la oportunidad evita el peligro, y la sangre derramada señala a varios culpables: criminales ausentes del escenario del crimen, y asesinos colaterales.

Las victimas ya no pueden llorar, pero sus familiares sí, y las lágrimas deberían concienciar a una sociedad permisiva y enferma.

No se puede consentir que los muertos queden irredentos.



ROSA MARÍA VERA




martes, 4 de diciembre de 2012

LOS REYES MAGOS





LOS REYES MAGOS


   Los Reyes Magos lo tienen harto difícil para contentar a los ciudadanos. Sus sacos están agujereados por la crisis y ya sólo les queda repartir ilusión. El mejor regalo sería un puesto de trabajo para quiénes están en paro forzoso y sin recursos. ¿Qué Rajoy piensa que los recortes son beneficiosos? Bien, pues que empiece recortando el Estado de bienestar en que viven los políticos con unas pagas que no podemos asumir y unas jubilaciones que claman al cielo.

   Que adelgace el estado de las autonomías, las embajadas inútiles, los traductores del Senado, que elimine cientos de cargos políticos que están liberados de ser eficaces para el país, y sobre todo que se busque otros asesores. El presidente no es el mago Merlín, pero que tampoco se crea Peter Pan con una juventud que está harta de esperar, y unos desempleados mayores de 55 años que engrosan las listas de los desamparados.

   Este año los Reyes Magos se han quedado sin camellos y vienen a pie, porque este gobierno les ata en corto y no quieren que repartan felicidad entre los españoles. Estamos cansados de esforzarnos cuando vemos la distancia que nos separa de los privilegiados. Ésos, que ajenos a los recortes, viven con un lujo que remueve conciencias y escandaliza a los más pobres.

   Que otros, ricos, malversadores y sinvergüenzas, disfruten a nuestra costa es un escándalo. Y por eso resulta un disparate que disminuyan las ayudas a Discapacitados, a la Ley de Dependencia tan necesaria como humana, y que recorten en Sanidad y los enfermos tengan que pagar el desaguisado de tanto despilfarro.

   No importa si el gobierno anterior fue el peor de su historia, sino que éste, el actual, sepa coger las riendas del poder sin atropellar al más débil: el anciano, el enfermo, y el dependiente que pierden en calidad de vida.

   Si a este mundo hemos venido a sufrir, suframos con dignidad, pero no cuando hay tantos violadores de la Ley, sinvergüenzas y gente sin escrúpulos que han vivido por encima de nuestros derechos; nos han pisoteado, y encima ahora quieren echarnos la culpa de sus tropelías.

   Sólo pido a los Reyes Magos que los ladrones devuelvan lo robado, y que cada cual recoja el fruto de su cosecha. El que siembre vientos que recoja tempestades, y sobre todo que no se pisoteen los derechos del más frágil, vulnerándose nuestra capacidad de amar y empatizar con el prójimo.

ROSA MARÍA VERA

jueves, 25 de octubre de 2012

"LO IMPOSIBLE"



LO IMPOSIBLE


   La película “Lo Imposible” tan magníficamente promocionada por tele 5, deja un sabor agridulce cuando se encienden las luces y aparecen los créditos en la pantalla. Nada que objetar a la magnífica interpretación del matrimonio formado Naomi Wats y Ewans MacGregor, y como no, la del hijo mayor Tom Holland en el papel de Lucas, que para mí fue lo mejor del film.

No se pueden negar los esfuerzos por reflejar una tragedia, ni la puesta en escena de una historia real contada con crudeza en un entorno veraz tras el paso de un tsunami. Pero lo que me chirría después de tanto dramatismo y lágrima forzada al ver las vicisitudes con las que se enfrenta la familia, es la envoltura del núcleo sobre el que se ha escrito el guión.

   Hay una centralización del argumento que recae sobre dos pilares fundamentales, la madre y su hijo, y nada que objetar porque están magníficos. Mayormente Lucas, y me quito el sombrero porque a este chico le deberían de llover ofertas hasta debajo de las palmeras tailandesas. Pero falta el envoltorio del regalo, lo que hace que una película prevalezca en el tiempo, el dinamismo de una situación límite, y la grandiosidad de un paisaje aunque éste sea desolador.

La película empieza con fuerza y se ralentiza a medida que vas adentrándote en la historia. Lloras de angustia, pero no terminas de engancharte al carro del relato.

   “Lo Imposible” cuenta con un reparto sensacional, y un guión fiel al suceso, pero también se asemeja a un reality, a una obra teatral dramática donde escasean los diálogos y faltan historias paralelas que reflejen a otras familias en similar situación. Ése es el envoltorio fundamental de una gran película, el aderezo de un argumento, el atrezo de un traje, sin el cual éste pierde su calidad ante una pasarela de alta costura.

Quizás la difusión de “Lo Imposible” y su excesiva propaganda televisiva, nos creen unas expectativas que luego se desinflan por falta de contenido. Quizás la ‘anormalidad’ la veamos ya normal después de tanta catástrofe.

   Pero aún así merece la pena verla, merece la pena ver a Lucas y a su madre, aunque el final se nos quede corto, como cuando una vela se apaga tras una corriente de aire.



ROSA MARÍA VERA

jueves, 20 de septiembre de 2012

EL CLUB



EL CLUB

La crisis retoma unos derroteros tan espeluznantes que es un privilegio no pertenecer al Club. Y no me refiero a una asociación garante del dinero y el ocio al aire libre, a un círculo elitista de piscina y cócteles a la luz de la luna sobre alfombras de hierba; sino al Club de los parados, los pobres y los ilusos. A la peña de los incautos, los sin futuro, y a los que pensaron que con una trayectoria profesional intachable y una cotización más que avanzada, jamás se encontrarían en el arcén de la vida, tirados como colillas de un trabajo que clausuró sus puertas con ERES y cierres de empresas.

Los jóvenes buscan con ahínco introducirse en el mercado laboral, mientras que los mayores de 55 años exhalan el aire de la desesperación. No hay futuro para un colectivo que se ha cuadruplicado con la crisis y que ya alcanza a más de 495.700 desempleados. Nadie quiere contratar a un parado cuya edad ya no le permite hacer esfuerzos físicos y cuya capacidad intelectual se pone en entredicho por una Paidocracia absurda y sin sentido.

Si el gobierno aprueba la edad de jubilación a los 67 años, y se niega a prejubilaciones anticipadas porque no hay dinero, debe buscar soluciones para un grupo cada vez mayoritario de personas que superan los 50 años y que siguen predispuestas por trabajar y mantenerse en activo. O hay una reinserción de este colectivo al mercado laboral, o el subsidio debe ser incuestionable, ayudándoles a vivir y mantener a sus familias.

Caemos en picado y sin tren de aterrizaje. Se ha destruido empleo tanto en el sector público (5,5%) como en el sector privado (6%) y los recortes se están globalizando de tal manera, que sufrimos un atraso y volvemos a los tiempos del puchero y el pan con aceite. Alimentos sanos, sí, pero minimizando el gasto en la cesta de la compra, resintiéndose el consumo y con ello la economía de un país ahíto de ladrones y de políticos ineficaces.

Pertenecer al Club de la desilusión, del ocio forzoso, de la apatía y el desasosiego, y del abismo de no trabajar; es una maldición, un lastre para el Espíritu, y una desesperación que arrasa a 6 millones de parados.

Queremos vivir en un país libre de hambre y de pobreza, esperanzado y redimido de clubes estigmatizados; porque es inútil contar con derechos constitucionales, libertad y tecnologías de cine, si carecemos del bien más preciado: el trabajo. Y de la ilusión y el sosiego emocional allí donde anida la imaginación en la urdimbre de nuestros sueños.



ROSA MARÍA VERA

jueves, 16 de agosto de 2012

EL ARDIENTE VERANO




EL ARDIENTE VERANO


El verano toca a su fin, y es una ironía decirlo cuando el calor aprieta y la feria es un burbujeo de luces y sudor. Chorrea la vida, de cerveza y tinto de verano, de gitanas y caballos que pululan entre casetas y ponen su música a la crisis en un alarde de locura y clamor popular por vivir. Hay que combatir el otoño caliente con alegría, baile, y sueños que aún sobrevuelan por el cielo malagueño esperando una pronta solución.

Si sube el IVA y el PP pretende evitar que los 400 euros sea una subvención indefinida, qué más pretensiones que luchar por el espacio vital que nos queda y guardarlo como un tesoro antes que tirar la toalla ante el enemigo: el paro y una política despiadada en su huida hacia adelante.

El sol abrasa en un holocausto inevitable, nos recortan hasta el aliento, el ahorro es un bien imposible porque no existe, y los euros caen de nuestro bolsillo con más agujeros que la capa de Ozono. Veo al mocito feliz en la Feria, a gente indefinida, famosos del cuore, y a guiris de Marbella disfrutando del ardiente verano sin otra preocupación que el moreno exquisito de su piel.

Bebo agua tónica mientras parpadea la pantalla del ordenador haciendo un guiño virtual cuando me dirijo a usted. Al lector, al ciudadano que sufre la crisis, el paro y la desesperación; al hombre que camina sin otro horizonte que el desierto esperando un oasis que calme su sed. Mañana habrá un despertar, finaliza el tórrido verano y los toldos que cubren la calle se repliegan para dar su vuelo a las aves.

Finaliza el baile, la compra de tiques y los carritos de golosinas. Pasan los camiones de la limpieza y la noche cae sobre edificios que cierran sus persianas al abanico de las estrellas. Termina la lujuria festiva, el paréntesis de la Feria, y el recuerdo furtivo de la diversión. Mañana quizás llueva, pero hoy la sequía de dinero golpea con aire cansino nuestra puerta.

Vive, y quizás mañana aguardemos el alba con otra imaginación.



ROSA MARÍA VERA




martes, 10 de julio de 2012

BAJO SOSPECHA





BAJO SOSPECHA


Vivimos bajo sospecha, a la intemperie de los acontecimientos, ensimismados. El gobierno decide subir el IVA, nos acribilla a impuestos y pide que claudiquemos ante los recortes por “el bien de España”. Mariano Rajoy se ha erigido en nuestro líder pero resulta invisible. El dinero ha volado a otras fronteras y con él nuestras expectativas de futuro.


Nos hablan de la prima de riesgo y todavía no sabemos bien en qué consiste; del rescate y soñamos con damiselas; y redoblan los tambores de guerra pero no hay soldados. Habitamos un país de sumisos, pobres y vagabundos donde el poder se esconde aturdido sin saber si la revolución acecha, porque el poder duerme. Aquí todo el mundo anda cabreado, pesimista y con la soga al cuello pero nadie salta, grita, ni se mesa las barbas de indignación porque nos han quitado la voz, el estallido.


Nos reímos, lloran, nos asfixian y no nos quedan fuerzas para levantar la losa que nos oprime. Y seguimos buscando anhelantes un hacha de guerra que lanzar contra el enemigo. Ése que nos hunde en la ciénaga de la vida, y nos habla desde el púlpito para enviarnos al lodazal de una jungla perversa.


Andamos bajo sospecha, sonámbulos, hastiados, oteando el horizonte de basura, cartones, y harapientos que rebuscan entre la chatarra. Las colas forman parte de los comedores sociales, del INEM y de un plato de comida que nos quieren hurtar. Y encima viene el gobierno y quiere subir el IVA, quitar medicinas, mermar las escasas pensiones del viejo que muere, del discapacitado, del mendigo que hurga su miedo sobre un banco del parque.


Ni en la más recóndita urdimbre de nuestros sueños creímos que íbamos a traspasar el espejo de la indigencia, del desengaño, de la frustración. Alicia en su país de las Maravillas nos mira ensimismada mientras el conejo despistado balbucea: llego tarde, llego tarde.


Y el cuento termina y nos rompen la última página del final.

Bajo sospecha se miran los parados, los futuros ociosos y los trabajadores hartos de tocar fondo, de subsistir y sobrevalorar la vida por encima de la muerte. Y es que cuando la imaginación, la fantasía y el universo fallan, se disipan como el humo; cuando nos roban lo único que nos queda: la ilusión; cuando los políticos juegan al escondite y el dinero baja por las alcantarillas, entonces hay que gritar, maldecir, y salir a la calle clamando con los brazos al cielo.

Quizás sea la única manera de respirar, de sentir la sangre, de apurar el cáliz y brillar con una luz llamada esperanza.


Eso o amar hasta morir. Porque allá dónde tú estés, vivirá la inocencia.



ROSA MARÍA VERA








jueves, 21 de junio de 2012

MERCENARIOS


MERCENARIOS

Todavía ignoro para qué sirve el Tribunal Constitucional. Ignoro de qué pasta y temple conforman a sus jueces, porque si algo tengo claro, es que el artículo 14 de la Constitución defiende el derecho a la vida. Y que se sepa ETA no ha depuesto las armas ni aborrece de la violencia. Muy al contrario, como gallitos del corral -del Estado- se permite el lujo de chulear la democracia, la ley, y al ciudadano respetable que no quiere mercenarios políticos.
Se vulneran derechos constitucionales, se legaliza Sortu -brazo político de ETA- por cumplir formalmente la Ley de Partidos, dicen, y ahora tenemos que asumir sus exigencias y pagarles el impuesto revolucionario de manera legal a unos impresentables.
Ya no necesitan coaccionar a empresarios vascos, ni maldecir al gobierno español al que no pertenecen, según ellos, pero cobran de nuestros impuestos y tenemos que pagar porque así lo marca la ley. Es decir, que somos víctimas de nuestros propios verdugos y como antaño, hay que donar tributos a la ‘alta política’ de estos jueces que nos ha tocado en una lotería maldita.
La banda armada sigue ahí, riéndose como hienas, fuerte con el poder que da una protección Oficial justificada de manera burda e incondicional y utilizando el ancho del embudo. Mientras, la parte estrecha queda para las 800 víctimas del terrorismo etarra que siguen clamando justicia, y familiares que se rasgan las vestiduras ante esta violación de los Derechos Humanos.
Legalizaron Bildu los mismos Magistrados que ahora defienden la entrada de Sortu en las Instituciones. Son jueces progresistas, modernos ante lo que consideran unas negociaciones fructíferas para callar bocas, bocas radicales y nacionalistas, cavernas de bocas pestilentes, bocas etarras que han mancillado la tierra con sangre inocente.
Ahora son mercenarios que justifican la violencia, que escriben su nombre con fuego, y olvidan los cadáveres creyendo que el dolor no figura en los créditos. Pero la muerte sigue empeñada en que la reconozcan.
ROSA MARÍA VERA

viernes, 8 de junio de 2012

LA VUELTA AL MUNDO





LA VUELTA AL MUNDO


¿Nos gusta el panorama actual? ¿No? Pues hay que darle la vuelta al mundo y vestirse del revés o cambiar tu foto de perfil en las redes sociales. Ponernos bocabajo, ingrávidos, como un astronauta mirando la tierra desde el cielo. Es el fenómeno “Flashmob” que anima a los ciudadanos a colaborar con las ONGs y cambiar el mundo. Así volvemos a nuestros orígenes, cuando queríamos que Alicia venciera en el País de las Maravillas o la Bella durmiente despertara al casto beso del Príncipe.

¡Que no nos quiten la ilusión! Ése sería el lema principal de una ola que recorre España. Hay que darle la vuelta a las cosas, luchar con la imaginación, vivir desde lo imposible hasta volvernos positivos, y renovar el paso cambiado aunque tengamos que inspirar profundamente el aire impúdico de la actualidad.

Haré jirones una camiseta nueva si con ello consigo que miles de personas no pierdan su vivienda. Gente en la calle, desahuciada y maldita porque la Banca concedió créditos creyéndose omnipotente. Hay negocio, pensaron, y ahora la usura se paga con el fracaso de una mala gestión y las penalidades de una ciudadanía indefensa.

Me cambiaré mis gafas de Purificación García por unas de 3D, tan inútiles como incómodas, para que el proyecto Eurovegas –un gran Complejo de Juego y ocio- no flote en el aire y se disipe al igual que se esfumó Eurodisney. La promotora asegura que tomará la decisión en unas semanas, pero el presidente de las Vegas Sands Corporation, –Sheldon Adelson- dice que no hay nada sólido y vincula la viabilidad del proyecto al futuro del euro. Otro fiasco.

Haré trizas mi móvil si este gobierno nos saca de la crisis y deja de jugar al ratón y al gato sobre una intervención europea manifiesta. O si la prima de riesgo baja, ahora que nos enteramos de que nuestro atlético primo de Zumosol sólo era un matón de barrio hormonado.

Por eso me he vuelto del revés, y siento, respiro, amo y anhelo un mundo mejor. Y si es necesario morir en el intento y luchar por ese ideal de erradicar el hambre y la pobreza del planeta, nos pondremos del revés hasta el último aliento y el último suspiro. No se pueden perder nuestros sueños y ver la tierra marchita allí donde floreció.


(De pronto, toda la vida se hace un punto, un grito, se hace la más perfecta y dulce música)


ROSA MARÍA VERA

miércoles, 16 de mayo de 2012

LA CACEROLADA




LA CACEROLADA

Tiene narices que venga a enmendarnos la plana el economista estadounidense Paul Krugman vaticinando un corralito en España e Italia. ¿Dónde estaba este señor cuando la guerra de Irak, y el presidente Bush dilapidaba los dineros públicos dejando las arcas vacías del Estado? Suerte que el lobby judío siempre está detrás de cualquier posibilidad de bancarrota norteamericana sosteniendo los cimientos de la nación.

Resulta fácil meterse con Europa y vaticinar catástrofes que afectan al euro y a las bolsas europeas para que el dólar se revalorice y a EE.UU las importaciones le salgan más baratas. ¿Qué somos clientes de Obama? Por supuesto que sí, pero si el euro es la moneda más fuerte a nivel mundial, la primera potencia sufre con el cambio y con la humillación de contar con una Europa fuerte y unida.

Ojalá Grecia no salga del euro y podamos levantar cabeza ante esta maldición que nos juega el destino. Tampoco entiendo muy bien la cacerolada que tuvo lugar ayer en la puerta del Sol de Madrid, y esta concentración de hoy contra la Caixa. Si quieren ir contra los Bancos, el Sistema y el gobierno o los políticos, que opten por otra opción menos ruidosa y más original. Que se breen y viertan plumas contra sí mismos antes de quemarse a lo bonzo. No es cuestión de aumentar el número de suicidios, pero sí de hacer el gilipollas como lo están haciendo en la actualidad.

Estos integrantes del 15 M nos están haciendo un flaco favor. Por lo visto creen que estamos ante una revolución hippie, un mayo del 68 o jugando a pelearse con los grises para salir en los telediarios. Sólo que en lugar de llevar melenas y fumarse un par de porros, que también, llevan cacerolas, potes, y otros elementos de cocina para formar un multitudinario festín de ruido y marear la perdiz del reconocimiento público.

Con el anterior gobierno no se atrevieron porque ZP era más del gremio de Hollande, -ese señor tan gafe que cuando no le parte un rayo, le cae un aguacero encima- y negaba la crisis como Pedro negó a Jesucristo ante los romanos. Además de que Zapatero nos estuvo entretenidos con la Alianza de civilizaciones y su flauta de Hammelin llevándose el dinero fuera del país. Porque claro, ante un señor tan espléndido con nuestro bagaje económico, los más listos huyeron a otros paraísos fiscales.

Por eso, estos chicos de la cacerola imitando a sus padres, maduritos e idealistas de una revolución inocua, no entienden muy bien, que si los bancos caen –Bankia, Caixa y otros- caemos todos como una baraja de naipes y nos hundimos en la miseria. Con políticos zotes ya andamos sobrados, y que ahora vengan ciudadanos imbéciles a formar el follón y que nos confundan con un corralito o un corral de gallinas cluecas, manda huevos como los de Krugman.






ROSA MARÍA VERA

miércoles, 25 de abril de 2012

EL PROYECTO TUTÚ





EL PROYECTO TUTÚ

Bob Carey es el marido perfecto, el hombre que muchas mujeres ansían tener. Y no porque sea ejecutivo de una gran multinacional, su atractivo sea innegable, o el poder del dinero firme su biografía, sino porque su originalidad traspasa inhóspitas fronteras: las fronteras de la insensibilidad y la indiferencia. Su mérito: la extravagancia de divulgar su amor a través de una sonrisa, desnudarse sin pudor, reírse de sí mismo, y mostrar su humanidad como un guiño a una sociedad anclada en la absurda corrección burguesa.

Un señor gordo, barrigón y peludo pasaría desapercibido en una gran ciudad, -otro viajero sobre el asfalto-, pero si se desnuda y se viste sólo con un tutú para posar como una modelo en tierra salvaje, su valía deja al descubierto la inocencia y la locura del amor. Del amor a su esposa, enferma de cáncer de mama desde el 2003, del amor hasta el paroxismo por verla sobrevivir en esa jungla maldita llamada enfermedad.

(Agravio que duele, con ese dolor infame, sórdido y oscuro)

Bob se fotografía una y otra vez, en un campo de maíz, frente al Cañón del Colorado o junto al Puente de San Francisco, siempre vestido con un tutú, cual ingenua bailarina. Muestra su torso de pelambre, sus gruesas pantorrillas y su cuerpo maduro al socaire de un mundo necesitado de la belleza de la sencillez.

(Y tiembla la flor cuando permanece callada, quieta en su luz)

Este fotógrafo estadounidense quiere desnudarse del todo, nacer a la vida con la ilusión infantil del conocimiento primario, blanco y luminoso por imperfecto, con la hermosura de la ingenuidad; y abanderarse contra el sufrimiento a través de una imagen, su imagen, que vale más que mil declaraciones de amor.

El proyecto Tutú se recoge en un libro titulado Ballerina que se publicará en octubre, pletórico de fotografías hilarantes donde se pueden leer las historias de un chico y su tul rosa. Bob carey es el alma del proyecto, el espíritu de una empresa destinada a recaudar fondos en la lucha contra el cáncer. Su misión no es imposible ni descabellada; su destino es tan sencillo y elevado como el amor a su esposa o a quién padezca la terrible enfermedad.

Si Bob no existiera, tendría que inventarse, porque el caudal de su humanidad enternece y renueva la tierra, -harta ya de agravios y desmanes-, repartiendo espigas de sonrisas, donde la inocencia, la claridad del alma y la locura de espíritu harán historia en un libro original e inmaculado: el proyecto Tutú, la inmortalidad de un sueño.

(Y mientras tú me pienses, viviré)


ROSA MARÍA VERA

miércoles, 18 de abril de 2012

LAS EXCUSAS DEL REY




LAS EXCUSAS DEL REY


El Rey ha pedido disculpas a todos los españoles sobre su inoportuna cacería en Botswuana. “Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir” han sido sus palabras con gesto cansado y cual niño cogido en falta. No sé si sus asesores han escogido bien el breve discurso, y si la coletilla final se podría haber suprimido, pero sí sé que en este país no se disculpa ni Dios. En esta tierra de desmanes, arruinada por una nefasta gestión económica, con un nivel de paro superior a los 5 millones, y con una prima de riesgo apabullante, que se sepa nadie ha pedido perdón por llevarnos a la bancarrota.

El ministro de asuntos exteriores, Margallo, funcionario que cobra un sueldo del erario público, comparó la nacionalización del 51% de Repsol como un disparo en el pie. Y todavía no ha pedido perdón por su necia comparación. Un diplomático debería tener más tiento porque se presume del dominio de su profesión y porque sabe que los ánimos andan caldeados y que la opinión pública no perdona fácilmente esos dispendios tanto verbales como económicos.

La cacería del Rey Don Juan Carlos marcará un antes y un después en el curso de la historia, y no porque haya matado un elefante ni por su viaje a un país que hasta ahora desconocíamos; sino porque la trayectoria de la corona hasta ahora había sido ejemplar, y porque la transición de la dictadura a la democracia fue impecable gracias a la labor del monarca. Pero desde que el yernísimo entró a formar parte de esa tropa de vagos y maleantes, la Casa Real ya no es la misma. El disparo fortuito de su nieto también ha contribuido a distorsionar su imagen, y para colmo de males parió la abuela elefanta y el Rey se descuajaringó antes de disparar una bala.

Ha sido un cúmulo tan desorbitado de adversidades, que o bien al Rey lo ha mirado el gafe de Zapatero, o hay un conjuro de los Dioses para que se replanteen algunos cambios. Los republicanos se frotan las manos, las asociaciones de defensas de los animales también, y las disculpas del Rey reverberan en el aire como un disparo al cielo, lejano e infinito.

Sería demagógico decir que con la que está cayendo el Rey no puede tener vida privada, porque si esto fuera así, ningún político podría salir de la Moncloa, y ya sabemos todos que algunos viajan “gratis total” a cargo de los Presupuestos del Estado y nadie se rasga las vestiduras.

Por eso me parecen excesivas las disculpas del Rey, no por el fondo, sino por la forma, y porque sus asesores han cometido el error de rebajarlo a un nivel inferior al de cualquier político. Políticos que son funcionarios de la administración del Estado, -ineptos páter de la patria- que roban, especulan y dilapidan nuestro dinero sin que pidan perdón ante las cámaras.

Un error la cacería de elefantes que se ha corregido con otro error de concepto. Bien que el Rey pida disculpas en una declaración pública breve, concisa y cuidada en los términos, pero no que se humille ante el pueblo cuando nuestro Jefe de Estado es querido fuera de nuestras fronteras, y cuando España -caída en desgracia- está en el telescopio de Europa.

ROSA MARÍA VERA

miércoles, 7 de marzo de 2012

BÁRBARA




BÁRBARA


Bárbara habla siete idiomas pero desconoce el castellano o finge que no entiende las indicaciones de los médicos. El hospital tiene una sala de enfermos difíciles cuya estancia está pagada por sus familiares. Son pacientes cuya enfermedad no es terminal pero sí muy molesta al provocarles una incapacidad permanente.

Bárbara come muy poco y gesticula con las manos mientras grita la mayor parte del tiempo. “Come tú” parece indicarle a su sobrina mientras aparta el plato. Ella le habla despacio y le acerca el tenedor a la boca haciéndole cabriolas en el aire para distraer su atención y cumplir mi cometido, pero se empecina en su negativa y la cierra tozudamente. Sólo consiente tragar lo necesario al ver nuestras caras de desaliento. Una batalla que no daba por perdida si quería que la vida siguiera fluyendo en su cuerpo grande y arrugado, plegado como un libro sobre el sofá de la habitación.

Bárbara sobrevive en un hábitat que ya le es familiar por la imposibilidad de salir a la calle. Su lejanía de la sociedad esta arropada por guardianes solícitos en la cura de enfermos, espectros olvidados en la soledad que impregna la habitación cuando cierran la puerta. Los chillidos de Bárbara quieren romper esa barrera, traspasar el umbral del sanatorio y correr por pasillos libres hacia el mundo de los sanos.

O quizás perderse entre transeúntes para coger su último viaje.

Chisporrotea como un volcán sobre una cumbre nebulosa cuando vocifera con vocablos que solo ella entiende. Bárbara es una mujer adinerada, pero la fortuna también quiso aislarla de aventuras pretéritas y un pasado de esplendor donde el poder del dinero quedó marchito en un álbum de postales añejas.

El hospital conforma un mundo apartado y diferente donde el enfermo agota todas las posibilidades de curarse; y cuando llega la salud, despide al paciente y lo entrega a su familia y al trabajo. Pero si persiste la enfermedad, la naturaleza humana combate con esfuerzo el revés que le tiene postrado en una cama. Solo el tiempo dirime la lucha a favor de un sentido u otro, y si la curación no llega, el enfermo cansado y derrotado solo puede entregarse al curso de los acontecimientos.

El Testamento vital, la eutanasia, recursos polémicos ante situaciones insostenibles que siguen sin resolverse porque dudamos si resulta vejatorio vivir como un vegetal o someterse a la ley divina del fin último: la muerte. Aunque sí comprendemos la necesidad de evaluar la gravedad de una vida infame para una persona que quiere ser libre de su propio mal.

Sería injusto lanzar un salvavidas mortuorio a las primeras de cambio, pero sí dejar un camino de huída al sufrimiento, un escape en el teclado humano: abrir un puente que cruce sobre el dolor hacia la ternura del descanso.

Bárbara, Isabel, Bernarda… atrapadas en un mundo que no les reconoce.


ROSA MARÍA VERA

miércoles, 22 de febrero de 2012

MÁS QUE POBRES



MÁS QUE POBRES


La mitad de la población mundial -3.500 millones de personas- está condenada a la pobreza. Un desastre humano donde 10 millones de niños mueren antes de llegar a los 5 años de vida. Cáritas advierte que en España es más intensa y crónica que nunca y que la brecha salarial entre ricos y pobres amenaza con polarizar la sociedad.

El poder del dinero quita y pone gobiernos, destruye países y envía cohetes al Espacio, pero no hace nada por erradicar la miseria. No interesa que el reparto de alimentos sea equitativo; da igual si los más débiles del planeta se mueren de inanición; o si la hecatombe económica favorece a unos pocos privilegiados en detrimento de generaciones venideras.

Porque si no hay futuro para nuestros jóvenes, si nos cargamos la materia prima talando árboles, arrasando tierras, contaminando el ambiente y destruyendo el planeta, y encima hay gobernantes esclavizados y humillados al poder del dinero, importándoles una higa el mañana porque ellos no estarán, seremos más que pobres si es que seguimos existiendo en esta tierra de irreverentes apandadores.

Ya no hace falta visionar imágenes de niños hambrientos, languidecidos y recubiertos de moscas y mocos, porque el hambre está a la vuelta de la esquina. Entre paisanos españoles que rebuscan en contenedores de basura y escarban para encontrar algo que vender y comer. Volvemos la cabeza porque nos avergonzamos, porque detestamos todo lo que sea feo y desagradable a nuestra vista, porque nos han educado con el mantra del éxito y no del fracaso, y porque no soportamos vernos a través del espejo. De un espejo que demuestra nuestra propia fragilidad e impotencia.

Se abomina de la vejez igual que de la peste; no queremos insistir en la enfermedad porque nos causa pavor; y la pobreza es un mal endémico que afrontamos con normalidad como si fuese la visita de un vecino coñazo. No queremos saber, pero sabemos, e intentamos desterrar de nuestra vida toda podredumbre que pueda empañar nuestra hipotética paz interior.

Aquí en España no estamos libres de disturbios, pero todavía no he visto nunca manifestarse a los más pobres. Nunca he visto gritar, ni exigir derechos a quiénes viven bajo los puentes, duermen entre cartones, y rebuscan entre cubos de basura y montones de chatarra.

A ellos no se les escucha, ni les invitan a reuniones o manifestaciones públicas, ni idolatran como auténticos supervivientes. Son pobres, más que pobres, y no están solos porque son mayoría.

ROSA MARÍA VERA

jueves, 9 de febrero de 2012

GARZÓN Y SU CICUTA



GARZÓN Y SU CICUTA

A Garzón su antiguo oficio de desenterrar cadáveres de la guerra civil española le ha salido caro. Hace 3 años tuve cierta visión de futuro cuando le auguré una nefasta carrera como juez estrella. De funcionario público a cargo del PSOE cobrando cuantiosos estipendios del Banco Santander ha pasado a ser un apátrida de la Justicia.

Abrió infinidad de expedientes y casi ninguno los cerró con eficacia. Actuó contra el anciano Pinochet, contra ETA y con narcos que evadieron la ley por causas fuera de plazo, saliendo un día sí y otro también en los telediarios.

Baltasar Garzón es un virrey destronado y ni él mismo se cree su mala fortuna. Ahora está “hecho polvo” según palabras de su abogado Francisco Baena Bocanegra. Condenado a 11 años de inhabilitación por prevaricación y escuchas ilegales en el caso Gürtel, debería dar la callada por respuesta y no apelar al Tribunal Europeo de los Derechos Humanos.

¿Por qué? Por la sencilla razón de que su propia egolatría le hizo delinquir entrometiéndose en los derechos de los demás, sean o no sospechosos, y encima cobrando cuantiosos emolumentos y becas en EEUU a costa del erario público. Por ello tiene 2 causas abiertas con el Supremo: la ley de la Memoria histórica y los cobros de Nueva York.

El PSOE e Izquierda Unida se rasgan las vestiduras y están ‘preocupados’ por la sentencia contra el Juez cuya estrella ha dejado de brillar. Hasta hace poco sacó relumbre a su oficio de magistrado dándole coba al poder y desenterrando cadáveres de una guerra que muchos querían olvidar, y ahora Baltasar Garzón tiene que enterrar la toga si lo echan de la Judicatura.

Ya no le sirve a la Izquierda (es un lastre) y durante años fue el tonto útil que sirvió para avivar los fantasmas del pasado. El Cementerio que invadió el Juez para airear huesos y esparcir sangre ha violentado a los muertos.

Y ahora Garzón es un cadáver exquisito bebiendo de su propia cicuta, un difunto de la mediocre posteridad.



ROSA MARÍA VERA

jueves, 19 de enero de 2012

COMUNIDAD DE VECINOS





COMUNIDAD DE VECINOS


Sería injusto por mi parte no dedicarle un artículo a cualquier comunidad de propietarios. Máxime, cuando puede ser una fuente indiscutible de problemas entre vecinos, conductas sibilinas e incluso delictivas. Porque siempre hay un problema coñazo de difícil solución y actuaciones malévolas de acuerdo a la idiosincrasia de cada persona.

Porque eso de repartir concordia por doquier y amabilidad que quiera establecerse aduciendo a la convivencia y paripé del buen vecino, es un hándicap, por la educación desigual y la paupérrima cultura entre un marasmo de vivencias, envidias y choque generacional.

Y si pones encima del tapete tu opinión, contraria a la del presidente de turno, la reunión puede acabar en un rifirrafe absurdo de gritos y chillidos de ratas cayendo por un desfiladero. Siendo lo mejor desentenderse, pensarán, siempre y cuando no haya un problema que afecte a la salud emocional y física del propietario de una vivienda.

Porque no existe un manual que nos indique el camino correcto a la hora de adquirir una propiedad. Y desde aquí, desde mi atalaya de la mirada indiscreta, describo mis sentimientos entre líneas y la opinión de una inmensa mayoría.

La revista Tu barrio ha sido durante años un púlpito entrañable para debatir problemas y establecer un canal de comunicación con nuestros lectores. Es una relación amorosa que empezó con pasión y terminó con cariño, y por ello sería una lástima que desapareciese del ámbito malagueño.

Hay que seguir en la brecha, y como vecinos de nuestra ciudad, dejar de lado la discordia y utilizar el sentido común, aún a sabiendas de que la oscuridad nunca podrá ocultar la luz de nuestra vida.


ROSA MARÍA VERA