miércoles, 23 de noviembre de 2011

LEYENDA DE NAVIDAD

LEYENDA DE NAVIDAD




Ganó el cambio en estas elecciones, y salvando las distancias la exigua izquierda vuelve repartiendo votos como Papa Noel en Navidad. El PSOE ha sido espléndido con las demás opciones políticas, y es de agradecer después de la debacle de su gestión al frente del gobierno.

Mariano Rajoy no es un líder carismático como antaño Felipe González, -protagonista de otro espectacular cambio-, y ni falta que hace si nos libera de este atolladero. Ya estamos hartos de los cantos de sirena del pasado y ahora necesitamos un eficaz gestor anticrisis que es el anticristo de la actualidad.

Otra cosa es el arduo camino que tenemos que recorrer atravesando la laguna Estigia y sorteando los obstáculos del paro. Porque si se solventa este problema y el empresario tiene más crédito y facilidades para contratar a los trabajadores, quizás el PP gobierne con más sentido común y asuma la responsabilidad de elevar el bienestar social y sacar al pueblo de la pobreza.

Mariano Rajoy es un corredor de fondo y eso lo ha demostrado con creces, pero los demás también estamos acostumbrados a esta desenfrenada carrera por sobrevivir. A luchar y resistir, doliéndonos el estómago de tanto apretarnos el cinturón, suspirando por una hucha vacía de billetes que se llevó el banco y donde sólo queda calderilla para comprar en las tiendas de todo a cien.

Así que el discurso del ahorro ya está muy trillado y más vale que nos digan de dónde y cómo comprar los regalos navideños. Porque ya vienen las Pascuas y las luces cuestan un pastón, pero ahí están, ilusionantes. Es Navidad y aunque no nos guste, hay que ser feliz por prescripción del calendario.

Da igual si es un latazo canturrear villancicos cuando la ciudad se engalana como una novia díscola. Da igual, pero hay que cambiar el destino y susurrarles a los Reyes Magos que esta vez nuestra carta se cumpla y haya trabajo y más trabajo. Que eso de ganarse el pan con el sudor de tu frente ya empieza a ser una leyenda y una agradable fantasía.


ROSA MARÍA VERA