lunes, 22 de febrero de 2010

EL BELLO DURMIENTE



EL BELLO DURMIENTE


Mi cuento preferido siempre fue la bella durmiente del bosque. Describía el encantamiento de una princesa que debía esperar el beso amoroso de un apuesto príncipe para despertar de su sueño.

En la actualidad, está de moda cambiarle el sentido a los cuentos para jorobarnos la existencia. Y así durante esta crisis galopante que arrasa nuestro país, la malvada bruja también ha tenido en la nebulosa onírica a los sindicatos durante un largo período de tiempo, hasta que éstos al fin han decidido despertar. Y han despertado de su letargo gracias al beso del príncipe Zapatero con su órdago del ‘pensionazo’.

Según parece, basándose en un estudio realizado por el AFI, -analistas financieros internacionales- si se retrasa la edad de jubilación hasta los 67 años se ahorra al sistema entre un 7,5 % y un 11,8 %, siendo más eficaz que aumentando el cómputo final de años cotizados, ya que sólo supondría un ahorro para la seguridad social del 3,85 %. Y se cifraría en una reducción del 4 % del PIB si se toman las dos medidas conjuntamente.

Esto está muy bien para los grandes cerebros pensadores del poder que quieren exprimir al trabajador, antes que eliminar gastos superfluos de embajadas inicuas, coches oficiales, y visas oro para las dietas de nuestros políticos. Porque puestos a analizar y ahorrar, nada resulta tan caro como la ineficacia de mantener a un presidente en el poder que actúa dando bandazos y con el norte perdido.

Ahora por fin los sindicatos van a movilizarse viéndole las orejas al lobo porque tienen que justificar la paga anual que reciben de sus afiliados. Por fin despiertan de su sueño después de que la malvada bruja del gobierno, siempre complaciente con los representantes del pueblo, les asegurase su fantástica pensión anual. Y si esto no es así, muchos les silbaran con abucheos al igual que hicieron con el ex presidente Aznar y su famosa peineta. Peineta más grave ésta del pensionazo, después de acostumbrarnos a la esplendidez pretérita de los 2.500 euros por bebé y ayudas que no aseguraban ningún puesto de trabajo.

Rodríguez Zapatero, el bello durmiente, ya ha despertado de su talante y alianza de civilizaciones, y no sabe como apearse de la crisis. Busca soluciones conjuntas con el PP porque sabe que el barco se hunde, y quiere morir matando para que no se le amotinen aquellos que le recuerdan su absurda política económica. Y lo único que falta es el final del cuento: la intervención de un príncipe -jefe del Estado- dándole un beso al gobierno y a la oposición para que limen asperezas y eviten la catástrofe.

Y ya sólo queda el despertar de los ciudadanos, que a estas alturas andan asqueados de tanto beso inútil.


ROSA MARÍA VERA

lunes, 15 de febrero de 2010

लोस GOYA



LOS GOYA


Gran presentación tuvo este año la gala de los premios Goya. Un impecable Andreu Buenafuente -en su mejor estilo- hizo a la perfección de maestro de ceremonias, siendo irónico y mordaz, elegante y breve al desplegar un inteligente humor sin caer en el disparate. Magnífico discurso el de Alex de la Iglesia, -director de la academia de cine-, y es obvio admitir que incluso la emoción de la ceremonia pudo a la sonrisa. Emoción y lágrimas de ver al magnífico Antonio Mercero aquejado de Alzheimer recibir su Goya honorífico; y lágrimas por los inconmensurables actores de celda 211 recibiendo su merecidísimo premio. Como bien dijo su director, Daniel Monzón, sería necesario romper el Goya en trocitos para repartirlos entre todos sus protagonistas.

Hace dos meses que vi la película, celda 211, y le pronostiqué a un amigo que sería la gran triunfadora de los premios Goya, superando a Ágora, que es más bien una superproducción norteamericana. El motín de la prisión no deja indiferente a nadie, así como la mágica interpretación de Luís Tosar, -malamadre- y de Alberto Amman como el funcionario preso. Me impactó la fuerza dramática de Luís Tosar, y la frágil ternura de su compañero de reparto. Ambos se complementan a la perfección, y se funden, intercambiándose los papeles y transformando a malamadre en tierno y cómplice colega del sufrimiento de su amigo, y a un débil funcionario de prisiones en feroz depredador de la situación.

Detrás de unos actores siempre tiene que haber un buen guión, y celda 211 reúne todos los requisitos para ser la película del año. La cárcel es el gran teatro de la vida, donde los buenos son malos, y los malos tienen que sobrevivir en una jungla donde la ley de la fuerza se impone. Pero lo que más me asombró de la gala fue la enorme expectación que causó la entrada de Pedro Almodóvar. Que Almodóvar asista o no al acto, no creo que sea de tanto relieve como para poner a la sala en pie y que todos se inclinen ante su ombligo.

Estupefacta y atónita sigo todavía; y es que a veces en el cine, sólo desprende glamour la falsa pirotecnia de los efectos especiales.


ROSA MARÍA VERA

lunes, 8 de febrero de 2010

CARNAVAL









CARNAVAL

El Arcipreste de Hita en su libro del Buen Amor -de difícil lectura por estar escrito en castellano antiguo- narra la disputa entre Don Carnal y Doña Cuaresma. Doña Cuaresma es la personificación de la penitencia, del ayuno y la abstinencia; y Don Carnal es su antítesis: la gula y los pecados de la carne.

Hoy en día, el jolgorio y el disfraz es una forma de rendirle tributo a la tradición, y cada ciudad tiene su idiosincrasia. En un pueblo van en persecución del judío montado en su rocín; en otro celebran la pelea ritual entre carniceros y pescaderos; más allá dan la cencerrada con todos los enseres de cocina; en otro lugar, renuevan la vajilla, los cacharros de cocina y los enseres viejos, en otro tiran de escoba, y resulta que todo esto se lo encuentra una también en los versos del Arcipreste, en unos casos totalmente literal, y en otros muy parecido. En fin, que con fundamento o sin él, desfila una larga secuencia de grandes celebraciones, procesiones y comparsas que se inician en Carnaval y terminan por Pascua.

Y como somos inocentes seres mortales, aquí no sólo se trata de diversión, sino de rendirle tributo a la memoria de nuestros juglares.

Ad majorem Dei gloriam”



ROSA MARÍA VERA