jueves, 16 de agosto de 2012

EL ARDIENTE VERANO




EL ARDIENTE VERANO


El verano toca a su fin, y es una ironía decirlo cuando el calor aprieta y la feria es un burbujeo de luces y sudor. Chorrea la vida, de cerveza y tinto de verano, de gitanas y caballos que pululan entre casetas y ponen su música a la crisis en un alarde de locura y clamor popular por vivir. Hay que combatir el otoño caliente con alegría, baile, y sueños que aún sobrevuelan por el cielo malagueño esperando una pronta solución.

Si sube el IVA y el PP pretende evitar que los 400 euros sea una subvención indefinida, qué más pretensiones que luchar por el espacio vital que nos queda y guardarlo como un tesoro antes que tirar la toalla ante el enemigo: el paro y una política despiadada en su huida hacia adelante.

El sol abrasa en un holocausto inevitable, nos recortan hasta el aliento, el ahorro es un bien imposible porque no existe, y los euros caen de nuestro bolsillo con más agujeros que la capa de Ozono. Veo al mocito feliz en la Feria, a gente indefinida, famosos del cuore, y a guiris de Marbella disfrutando del ardiente verano sin otra preocupación que el moreno exquisito de su piel.

Bebo agua tónica mientras parpadea la pantalla del ordenador haciendo un guiño virtual cuando me dirijo a usted. Al lector, al ciudadano que sufre la crisis, el paro y la desesperación; al hombre que camina sin otro horizonte que el desierto esperando un oasis que calme su sed. Mañana habrá un despertar, finaliza el tórrido verano y los toldos que cubren la calle se repliegan para dar su vuelo a las aves.

Finaliza el baile, la compra de tiques y los carritos de golosinas. Pasan los camiones de la limpieza y la noche cae sobre edificios que cierran sus persianas al abanico de las estrellas. Termina la lujuria festiva, el paréntesis de la Feria, y el recuerdo furtivo de la diversión. Mañana quizás llueva, pero hoy la sequía de dinero golpea con aire cansino nuestra puerta.

Vive, y quizás mañana aguardemos el alba con otra imaginación.



ROSA MARÍA VERA