miércoles, 22 de abril de 2009

TOPOS



 


TOPOS

Resulta un tanto peculiar el gabinete de nuevos ministros con el que se ha rodeado el presidente Zapatero. Da la impresión de estar reviviendo la misma sintonía de siempre: espectacularidad y puesta en escena de una lógica propagandística recaudadora de votos en las urnas. Pero se equivoca; sigue oxidado en sus planteamientos, y algo esotérico en el fondo porque no hay nada nuevo en su diseño, y de tanto usarlo se perdió el talante –y la eficacia-.

Nada que objetar en cuanto al nombramiento de Elena Salgado como titular del Ministerio de Economía después de un Pedro Solbes quemado y con ganas de jubilación. Pero causa estupor que traiga a Manuel Chaves -ex de la Junta de Andalucía- y lo nombre vicepresidente del gobierno junto a Teresa Fernández de la Vega. Dos pesos pesados sin asunción ninguna de personalidad, ni de actuación en sus diversos ámbitos o carreras. Ni el aura caciquista del primero casa bien con la autoritaria de la Vega, ni sus cuotas de poder van en paralelo a sus expectativas de gobernar el país.

Manuel Chaves deja una inmensa y explotada comunidad autónoma –Andalucía- sumida en el paro y la depresión económica, y su ascenso al gobierno central es un maquillaje ininteligible. No supone un premio, sino un castigo y un repliegue innecesario, porque el nuevo organigrama del ejecutivo es un baile de topos que suben a la superficie reclamados por el mago de la flauta.

No supone una huida hacia delante, sino un retroceso al pasado: a la paella y la pana. Y darle le cartera de Cultura a una cineasta es una clara disposición a discriminar otros ámbitos culturales menos afines a los votos del pesebre socialista. Está claro que el cine, el campo y sus ayudas económicas –representado por Chaves- pueden dar juego a la hora de las elecciones, pero sólo es pecatta minuta. Sólo es un esparadrapo para tapar la herida sin antes limpiarla y sacar la podredumbre que alberga en su interior.

La catarsis de Zapatero deslumbra por su levedad e impacto nebuloso. Nos siguen vendiendo humo. Y este afán por rodearse de figuras del celuloide social, sin desechar otras que estorbaban -ministras de Igualdad y Vivienda-, configuran un paisaje de topos absurdos, que lejos de aunar votos y voluntades, restan. Arañan la profundidad de su escaso crédito hasta quedar exhaustos, y arrastrar al presidente hacia un granero vacío y desencantado.


ROSA MARÍA VERA

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