miércoles, 22 de abril de 2009

RAJOY, EL DOMADOR



 
RAJOY EL DOMADOR

 
Mariano Rajoy ayer estuvo en línea. No en línea virtual de una página Web, sino en buena disposición para afrontar cualquier tipo de debate. Lástima que no aparezca más en público y se quite esa imagen rancia de señor distante y díscolo con el poder. Me gustó su actuación en el programa que conduce Lorenzo Milá, e incluso me llamó la atención su aspecto, mucho más cuidado y juvenil. Le han cambiado la raya del pelo, o simplemente se lo han cortado más a la moda; y la barba luce más recortada y fina desde su última aparición al lado del presidente Zapatero.

Las preguntas fueron duras, a tono con la situación actual y la crisis económica, pero Rajoy estuvo a la altura que se espera de un líder de la oposición. Transmitió calma y tranquilidad, y supo domar a la audiencia a su antojo aunque tuvo fallos evidentes. Se le fue un guante de la mano que podía haberle arrojado al gobierno, cuando un señor le preguntó si con 850 euros al mes se podía vivir pagando una hipoteca. Ahí no estuvo fino y dudó unos segundos, argumentando que aguantara el chaparrón hasta que vinieran tiempos mejores. Si sus asesores fuesen listos, y él más crítico y audaz con el poder, le hubiese contestado que ésa misma pregunta debería responderla el presidente Zapatero y el ejecutivo, que es quién gobierna y maneja la crisis económica.

Estuvo bien cuando reconoció los errores de las víctimas del Yak, y su apoyo al gobierno en el aspecto financiero, siempre que éste actúe con medidas eficaces para afrontar los problemas que acucian al país. Fue seguro y tajante en sus respuestas; demostró serenidad y liderazgo para asumir una alternativa de cambio; y si en algunos momentos hubiese espaciado sus respuestas, dejando silencios para que la audiencia percibiera más el fondo de sus palabras, la nota hubiese sido mucho más alta que el simple 6 que nos venden los gurús de las encuestas.

Mariano Rajoy debe hablar más despacio y manejar más sus silencios; porque la rapidez en sus respuestas demuestra lucidez, y buena preparación, pero denota una falta de oratoria que sus asesores deben corregir. Si Zapatero es demasiado lento y aburre, Rajoy es excesivamente rápido y despista. No sabe frenar, ni elevar un poco el tono de voz para dar más consistencia, y defender una causa como si le llevara en ello la vida.

Señor Rajoy, tengo una pregunta para usted: Si cambia su imagen para mejorar, y su altura de líder aumenta con su intervención en el programa de Milá, ¿por qué no participa en más en debates de la pequeña pantalla? ¿Por qué no sale más de su concha? Déjese querer más por el público, y déjese despellejar por sus adversarios.

Un domador de voluntades tiene que salir a escena y hacer restallar el látigo si quiere sobresalir. Aunque se exponga a un examen, suspenda si no lucha, y se deje jirones de piel en la arena.


ROSA MARÍA VERA

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