lunes, 11 de enero de 2010

REYES MAGOS



REYES MAGOS


“Sed prudentes como serpientes y simples como palomas” dijo el apóstol Mateo. Y como buen evangelista, resulta magnánimo y conciliador con el Yin y el Yan de un recogido silencio ante la causalidad y un albur inesperado.

Este año he optado por no asistir a la cabalgata de los Reyes Magos tras sufrir un caramelazo en la frente el año anterior. A punto estuve de caerme entre padres acalorados después de recibir miradas inhóspitas por recoger algún que otro caramelo y así cubrir una inocente apuesta. Y es que tiene su riesgo meterse en una baraúnda díscola de paraguas abiertos y agentes de seguridad guiando el tráfico de ingenuos descarriados.

Sus Majestades de Oriente andan preocupados con los regalos, y el Rey Baltasar -Baltasar Garzón- tiene ante sí un futuro más negro que el color de su piel. Ya le ha tocado su hora maldita y ningún poder a su alrededor puede protegerlo de una caída estrepitosa. Su prestigio pretérito sólo era un soufflé acomodado a las necesidades políticas del momento. Pero ya el rey está caduco y no puede dar más de sí. Ya estorba y puede ser material de reciclaje siempre que vuelva a un segundo plano y el tono gris de su existencia sea su principal camino.

Otro que no es Rey, pero que gobierna el país con sonrisa de tentempié, es el presidente Rodríguez Zapatero. El cachondeito montado con la presidencia europea comparándolo a Mr. Bean da pábulo a semejanzas que no resultan del todo ciertas. Mientras que el célebre cómico inglés parodia a un tipo ingenuo con un halo de luz celestial, -prototipo del ángel caído y persona sometida a situaciones esperpénticas y divertidas-, saliendo ileso gracias a su ingenio; nuestro jefe del ejecutivo no deja títere con cabeza -o economía en banca rota- y no da lugar a risa aunque sobresalga con su aireado talante.

El maquillaje de las cifras del paro y el déficit público es el carbón que sus Majestades de Oriente han depositado en los cofres del tesoro gubernamental. Y el Estado ya no puede con las deudas acumuladas tras años de despilfarro y señorío bajo las posaderas del poder. Tantos reinos de Taifas con malos gobernantes, y autonomías costosas como cortesanas de lujo desequilibrando la balanza, tienen su descalabro en las urnas.

Y ya es tarde, y para ayer tiene que despabilarse el gobierno y despertar de su letargo sonriente de un Mr. Bean -Zapatero- que sigue jugando al marketing del pose histórico en la presidencia europea, sin saber posar ante sus ciudadanos. Ya no valen los golpes de efecto, ni los faroles. La economía está hundida, y hay quién prefiere que se tape con una cortina de humo utilizando al cómico inglés Mr. Bean antes que afrontarla cortando cabezas.

Sin pararse a pensar, que la guillotina -a veces- resulta depurativa y eficaz con los ineptos.


ROSA MARÍA VERA

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