lunes, 29 de marzo de 2010

LA PASIÓN DE EVA





LA PASIÓN DE EVA


Llega la Semana Santa de Pasión y los hombres de trono -que son los pies de Dios -siguen a Jesús crucificado. Palmas y olivos en domingo de Ramos, fervor y penitencia tras el Cautivo, y limones cascarudos como licencia refrescante para la sed.

Pero hay otra Pasión más humillante y menos religiosa que conmueve los cimientos de la dignidad. Es una ignominia este derrotismo por parte del gobierno cuando mueren tres mujeres por violencia de género en una semana, y cuando el Ministerio de Igualdad reconoce que sólo un 9% de las pulseras de localización de agresores están en uso. La ministra Bibiana Aído debería amortizar su Ministerio y estar pendiente de asesinos que eligen a sus víctimas al desamparo de su Institución, en lugar de gastarse parte del presupuesto en subvenciones (placer clitoriano, y formación sexual) de dudosa utilidad.

El terrorismo doméstico existe y según parece es imposible de erradicar por más cursos formativos que impartan. El macho hispano es un espécimen de difícil extinción porque todavía quedan flecos de machismo en los juzgados, y en esta sociedad cainita y servil. No se puede educar desde la cueva ancestral, y desde un pensamiento que todavía da más crédito al marido -aparentemente buena persona y más aún si su posición social es elevada- que a su esposa. Las apariencias engañan, y el reflejo dorado de “forman una pareja modelo” es un espejo distorsionado de podredumbre interior. Y si la mujer no denuncia y pide la separación, su vida está sentenciada a la incomprensión, o a lo más terrible: la muerte.

Pero si hay denuncias y no se cumplen las órdenes de alejamiento, es que alfo falla. Si hay pulseras a tutiplén y no se utilizan, es que hay dejadez. Y si hay programas en televisión de concienciación y buena voluntad, pero luego faltan escoltas porque el Ministerio de Igualdad se gasta el dinero en promocionar revistas eróticas de formación escolar, y en la ‘transgresión moderna’ de estimulación del clítoris, es que la ministra Bibiana Aído no hace bien sus deberes.

La violencia subsiste porque algo no concuerda bien en el cerebro del agresor. Diríase que es un verso suelto -tan de moda- o una nota discordante en el carácter esquizofrénico del bestia troglodita. Y lo más lamentable, es que sucederán más muertes, la sangre salpicara el suelo sin pudor, y las víctimas sólo conformarán un número en la estadística absurda de la violencia de género machista. Porque hay muchos asesinos en potencia, y demasiada sangre derramada en una sociedad que defiende el poder trasnochado del macho valiente para pegar, y cobarde para renunciar a ser un despiadado maltratador.

Lucha inútil cuando las lágrimas siguen pavimentando el suelo, en espera de que la serpiente engulla a una Eva maldita por un Adán infame.


ROSA MARÍA VERA

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