viernes, 20 de noviembre de 2009

DEMONIOS



DEMONIOS

Nos llevan los demonios cuando observamos tanto despilfarro económico y diabólica manipulación. No hay dinero para casi nada y la ministra de economía Elena Salgado confiesa que el 2010 será “peor” año que el 2009 para el empleo. Habría que rebobinar y hacer memoria, porque según palabras de su antecesor Solbes e incluso del presidente Zapatero, la recuperación iba a ser lenta pero inminente.

Quieren que nos vacunemos contra la gripe A mientras el 70 % de médicos y sanitarios no van a hacerlo. (¿?) En Portugal dos embarazadas abortan tras ser vacunadas, y todavía está por ver si es más eficaz el remedio que la enfermedad. Que me expliquen los beneficios de la vacuna después de mentalizarnos hasta la saciedad de que el virus H1N1 no es mortal para una población sana y sin riesgos.

Si tuviésemos que vacunarnos de todos los males que asuelan el planeta, no habría vacunas suficientes para erradicar el mal. O nos ocultan que la pandemia aviar y porcina -actualmente en alerta 6- se agravará en un futuro y de ahí la insistencia en la vacunación, o el negocio farmacéutico se verá involucrado en un superávit por el miedo a contraer la enfermedad. Porque por mucho que nos vacunemos e intentemos frenar la gripe A, el peligro subyace, y la mutación del virus es un hecho irreversible.

Seguimos indefensos y al borde del abismo. Y nos llevan los demonios porque no hay vacuna que nos libre de asesinos de adolescentes como el “Rafita” -uno de los autores de la muerte de Sandra Palo- huido de la justicia por falta de vigilancia. ¿Quién nos libra de nosotros mismos, cuando el planeta en sí es una completa mutación debido al recalentamiento global, y la esclavitud y el hambre es más perjudicial que cualquier virus?


Que me expliquen, si no mueren más mujeres, niños y ancianos, fruto de la miseria y la esclavitud en el tercer mundo, que mujeres, niños y ancianos por enfermedades contraídas en cómoda libertad. No es lo mismo, claro, pero sigue siendo lo mismo de terrorífico.


ROSA MARÍA VERA

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