viernes, 20 de noviembre de 2009

PIRATAS



PIRATAS

Hay dos clases de piratas, como casi todo en la vida: los tontos y los listos. Y en el abordaje se pone de manifiesto cómo manipulan a la opinión pública. Y no me refiero a los piratas que han secuestrado a la tripulación del Alakrana, sino a los responsables públicos de su todavía “no” puesta en libertad. A la condena de sus familias y a ese vacío legal que algún listillo intenta subsanar. Y por supuesto a la metedura de pata de un juez estrella y de sus adláteres cómplices del desaguisado.

Que el juez Garzón es un Maquiavelo de la justicia y que los responsables gubernamentales han jugado una partida fallida es algo que ya sabemos. Pero el problema no se arregla siguiéndoles la pista al dinero del rescate como afirma la ministra Chacón, si los demás países no se involucran en solucionar este caos marítimo. Y resulta irrisorio que expulsen a los dos piratas detenidos -unos desgraciados- para que cumplan condena en Somalia.

Sería más fácil expulsar a Baltasar Garzón de la judicatura para evitar que los conflictos internacionales caigan en un pozo ciego al servicio del juez estrella. Si Baltasar Garzón tiene tantas ganas de destacar, que lo envíen como mediador de secuestros al Océano Índico y al Este de África. Que se monte en un barco rodeado de una escolta de seguridad y navegue como un bucanero por ese mar revuelto en el que sueña involucrarnos.

Todavía no ha terminado el rescate del Alakrana, al igual que todavía no se ha resuelto la búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo. Son dos temas candentes que escuecen al cuerpo judicial; y en mi opinión, es más fácil encontrar el cadáver de la muchacha que resolver el problema de la piratería en el mar. Y es de vergüenza que protejan a sus ejecutores con sangre aún por limpiar y honor de una familia por defender.

Marta yace enterrada bajo tierra cerca de la provincia sevillana de Camas, y los marineros siguen enterrados en un simulacro de rescate con un desenlace difícil para la dignidad del gobierno. Ambos son víctimas de la sórdida manipulación de unos piratas que ostentan el título de falsos visionarios.


ROSA MARÍA VERA

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