martes, 16 de septiembre de 2014

LOS NINIS





LOS NINIS

España es el país con mayor porcentaje de 'ninis' de la UE. “Ni estudian ni trabajan”, un colectivo que supera a los okupas desempleados, con la salvedad de que viven con sus padres. Y si vamos en el furgón de cola, todavía nos duele más que la juventud no conozca a Quevedo y sólo lean el wasaph como libro de cabecera. 


Según la OCDE, (Organización para la cooperación y desarrollo económico) uno de cada cuatro chicos y chicas de entre 15 y 29 años ni estudia ni trabaja. La mitad de los españoles entre 25 y 65 años no ha terminado el Bachillerato.  El 36% de los jóvenes de entre 25 y 34 años ha dejado los estudios antes de los 16 años. Algo impensable en la época actual, y "cuando el mercado laboral se deteriora, los jóvenes que hacen la transición de la escuela al trabajo son a menudo los primeros en encontrar dificultades". 


El problema es que en España, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de otros países, los ninis se encuentran en el paro; Frente a ellos, hay un 7% de jóvenes españoles (9% en la OCDE) que son ninis inactivos o superninis, que ya no buscan empleo.


La causa de este fenómeno hay que buscarla en la época dorada del ladrillo, esos años de principio de siglo que hicieron colgar los libros a muchos jóvenes, atraídos por la promesa del dinero rápido. La cultura en este país pasa por el clima, los bares, y una despreocupación por un futuro que se resquebraja como el hielo polar. ¿Y qué hace el gobierno? Nada. Luchar al igual que los británicos para que Europa sobreviva a los separatistas y mirar de lejos la Yihad islámica.


Provoca escalofríos este aumento de una extrema derecha internacional forzando los resortes para crear un enfrentamiento entre culturas, que haya racismo, y que el paro se sitúe en sus cotas más altas, para que luego venga un ‘salvador’ y nos meta en otra ‘guerra mundial’.


Los “ninis es un problema grave, pero aún es más peligroso esa mano negra que mece la cuna de un cataclismo económico para beneficio de un poder diabólico en la sombra.



ROSA MARÍA VERA


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