lunes, 11 de agosto de 2014

DAR VIDA





DAR VIDA


Respecto al trabajo relacionado con la gente mayor podríamos utilizar una frase recomendada por la OMS: “No se trata de dar años a la vida, sino de dar vida a los años”.
   
La ley de Dependencia no sólo presta atención a aquellas personas con discapacidades físicas, psíquicas o intelectuales para realizar las actividades básicas de la vida diaria, sino que intenta paliar las carencias emocionales que conlleva el envejecimiento. La soledad, la baja autoestima, y la depresión son problemas derivados de ‘la gente mayor’ que tras su jubilación otean un horizonte muy negro, pensando en una muerte cercana y en una trayectoria sin objetivos por los que luchar.
   
   La vejez es un término muy relativo, “porque todos queremos vivir mucho pero nadie quiere llegar a viejo”. Una contradicción en una sociedad occidental que utiliza peyorativamente esta palabra como persona que ya no es “productiva”, y de ahí el apartamiento y la soledad del anciano al considerarse socialmente ‘inútil’. Una marginación que no es real si luchamos por reinsertar a nuestros mayores en una burbuja ilusionante de hacer cosas y ayudar al prójimo.
   
   Y ya que hoy existe la cuarta edad, que es aquella población que supera los 80 años, la Organización Mundial de la Salud propone que se considere “vieja” a aquella persona que no pueda llevar una vida independiente. Es decir, que si una persona cuenta con autonomía para desenvolverse por sí misma, la vejez sólo es un estado mental con achaques físicos propios de la edad. Porque con alegría de espíritu y buena disposición para vivir, podemos llegar a ser ancianos con dignidad, apoyados por una ley de Dependencia que protege a los más débiles.
   
   Dar vida a los años que nos quedan tras la madurez, será nuestra mayor victoria.


ROSA MARÍA VERA

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