DE
SENECTUTE
“El poder y la ley no son sinónimos. La verdad es que
con frecuencia se encuentran en irreductible oposición”. (Marco Tulio Cicerón)
La ley de Dependencia se encuentra en una situación
crítica y alarmante. Con más de 41 mil prestaciones menos por los recortes y un
recorte financiero del gobierno central superior al 21 por ciento en Andalucía,
el sistema de la dependencia se ha convertido en un “auténtico desastre y ha frustrado las esperanzas de miles de personas
tanto dependientes como trabajadores del sector que veían en él una fuente de
generación de empleo y un motor de igualdad entre hombres y mujeres”.
“Desde que en julio de 2012 el Gobierno impuso
una serie de reformas, el Sistema de Dependencia no ha dejado de perder
cobertura”. De hecho, desde el mes de agosto de aquel año, primer
mes que comenzaron a aplicarse los recortes, el sistema ha perdido 75.402
personas con derecho a atención, y, adicionalmente, hay 26.292 personas menos
con una prestación efectiva. Además, se
mantiene una lista de espera de 193.239 beneficiarios que aunque tienen
reconocido el derecho a ser atendidos todavía no cuentan con ningún tipo de
prestación o servicio.
Los recortes impuestos por el Gobierno tienen como
objetivo utilizar el sistema de dependencia para reducir el déficit público
mediante una disminución de la inversión pública en sus prestaciones. Esto ha llevado a que el Estado central
haya pasado de una financiación de unos 2.000 millones de euros en 2010, a algo
menos de 1.250 millones en 2013, y para 2014 los Presupuestos Generales del
Estado dejan incluso una cifra inferior.
Ante esta tesitura, algunos se preguntan hasta dónde
puede llegar la caída. Y los que pierden siempre son los más débiles. “De
Senectute” de Cicerón es su única obra consagrada a los ancianos. No sólo es un
estudio filosófico, social, o cultural sobre la vejez, sino un canto a la vida
que fluye hacia ese mar que es nuestro último refugio. Si el poder no defiende a nuestros mayores, la ley sigue siendo una
paupérrima invención de los más fuertes.
ROSA MARÍA VERA
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