martes, 13 de abril de 2010

CARNE ASESINA




CARNE ASESINA


No tiene otro apelativo más espeluznante para el asesinato cometido en Seseña de una menor de 13 años. La presunta criminal también era menor, salvo en una salvedad: su atroz y planeado crimen que la convierten en una adulta precoz. En una alimaña con sed de sangre y la maldad como segunda piel, aunque la definición no sea políticamente correcta y haya todavía algún zote que ponga el grito en el cielo.

Su página de estética gótica por Internet ya habla por sí misma de la presunta agresora. Fría, calculadora y sin escrúpulos, no dudó en llamar a la víctima desde su casa para concertar una cita en una yesera. Y allí matarla a golpes y enterrarla viva. Porque es obvio, que a Cristina la enterraron viva, con un corte en su muñeca para que se desangrara y muriera lentamente.

A efectos jurídicos siempre está la presunción de inocencia, pero aquí los hechos son tan macabros, tan infames, que la asesina, sea o no menor, no tiene derecho a una disminución de pena cuando llegue a su mayoría de edad. Está bien que la internen en un centro especial, pero me indigno al pensar que después de 6 meses prorrogables por otros tres, si el juez no termina la instrucción del caso, la dejen en libertad. Esta chica de 14 años no puede quedar en libertad hasta que se celebre el juicio. La ley del menor está mal planteada y da la impresión de que vivimos en una sociedad donde se protege más al delincuente que a su víctima.

La autora del crimen con tan sólo 14 años es una asesina que en ningún momento ha mostrado arrepentimiento por su horrendo asesinato. Es una adulta de 14 años con capacidad para matar, y si queda libre en espera de juicio después de meses de internamiento, es que vuelve a tener licencia para matar, de manera legal y acogiéndose a la ley del menor.

Asquea pensar que esta mujer -una adolescente malvada y diabólica-, sea capaz de planear un cruel asesinato y luego exija que en el centro de internamiento haya ordenador con conexión a Internet. Da náuseas que la familia de Cristina en unos meses puedan verla deambular por la calle con aspecto chulesco como si nada hubiese ocurrido. Si le dan todas estas prebendas, y para más Inri la dejan en libertad, es que la corrupción de un sistema judicial no tiene parangón. Luego vendrá su defensa alegando enajenación mental, celos, y locura pasajera. Como si la maldad no existiese, y todo fuese fruto de un juego de la PlayStation.

Alucino, y me indigna pensar que se puede derramar sangre inocente y enterrar viva a una niña, sin alterarse ni mostrar emoción alguna.

Carne asesina y carne de presidio es la autora de este crimen deleznable. Y su reinserción es un albur, cuando todavía sangra la fosa de la yesera, y ella no ha derramado ni una sola lágrima.



ROSA MARÍA VERA

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