viernes, 28 de agosto de 2009

ARDE LA FERIA



ARDE LA FERIA


Málaga se viste de feria, y son las estatuas vivas de calle Larios lo más impresionante y conmovedor. El espectáculo viviente de pobres que se ganan la vida como ricos vistiéndose con fastuosos trajes de época. Brujas, magos, saltimbanquis, y señoritas del siglo XIX que nos agrandan el alma y empequeñecen la mirada.

Arde la feria con lujuria de casetas, vino, lunares por el cuerpo, y baile aflamencado degustando los platos típicos de la tierra. No hay dinero, la crisis es palpable en la afluencia de público, pero el espíritu de la diversión burbujea en el estómago participando del gran evento del verano y su propaganda consumista.

Siempre la misma polémica alrededor del Centro y del Cortijo Torres, de caballos y descamisados ensuciando la imagen de Málaga, y de los precios que algunos consideran desorbitados. Y es cierto, la economía es un hándicap y el bolsillo de los malagueños no anda proclive para el despilfarro. Las casetas del Real deberían ser recintos estables invirtiendo el ayuntamiento en mejorar sus infraestructuras, y los precios de las consumiciones tendrían que homologarse en una media razonable para evitar abusos incontrolados.

Arde la feria mientras mueren personas por la gripe A que todavía ignoramos; que la OMS no aclara; que la vacuna está en fase de experimentación; y que la derivación en neumonía nos asfixia en la duda más absoluta.

Arde la feria mientras el gobierno no explica las escuchas telefónicas, y ataca y muerde con su mejor arma defensiva: la publicidad mediática de políticos del PP esposados en Palma, y un blog lapidario y ruin sobre Camps.

Pero así arde la feria, problemática y triunfal, bullanguera y vitalista; y con ella nuestra pasión por vivir el día hasta caer desfallecidos entre las estrellas. Aquellas que cantan, sueñan, y bailan al amanecer entre lluvias de Perseidas y Pobres de necesidad.


ROSA MARÍA VERA

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