martes, 3 de febrero de 2015

BAILANDO CON LOBOS

 
BAILANDO CON LOBOS


   Este gobierno que abomina de Podemos y que sigue “sin poder” solucionar el paro y la pobreza, nos ha puesto a los pies de los caballos y seguimos bailando con lobos. La caperucita del cuento no es otra que la Sanidad Pública que ha sido engullida por los recortes. Y no por culpa de la crisis económica, sino por la mala gestión e ineptitud de quienes nos gobiernan a la hora de asumir prioridades.


   Los medicamentos cada día son más caros y hacen menos efecto. Los laboratorios abaratan el producto y el resultado afecta a la salud de los españoles. ¿Qué hay que ser políticamente correctos y ajustarse el cinturón? Pues sí, habrá que hacerlo recortando embajadas inútiles, sueldos millonarios de políticos indecentes, e instituciones inútiles. Pero con la vida no se juega. No se admiten apuestas con la muerte acechando tras la cortina de un hospital porque faltan profesionales y hay una asistencia sanitaria deficiente.


   Estamos hartos de que otros vivan por encima de nuestras posibilidades y recorten la Sanidad Pública para engordar las arcas de la Sanidad Privada. Porque ahora, quién puede se hace un seguro privado para tener acceso a un especialista y no engrosar una lista de espera para una operación. Es lamentable que seguir vivo no sólo sea cuestión de dinero, sino de ética por parte de unos gobernantes que hace tiempo que la perdieron.


   Si Europa exige recortes y el país lo necesita, que apliquen el cuento de caperucita y el lobo no se coma al más débil. El virus de la gripe que arrasa en Andalucía ya resulta sospechoso, porque hay quien manifiesta sus dudas sobre la idoneidad de la vacuna. No vaya a ser que también los virus se vean afectados por la crisis y en lugar de beneficiar a la población, la debiliten, y en las próximas elecciones ya nadie vaya a votar porque piensen que ya ‘no Podemos’ vivir en la urdimbre de la mentira.


   Esto de bailar con lobos esteparios sería una metáfora ingeniosa si no fuera porque hay muertes sin justificar, y enfermos que no pueden comprar su curación por carecer de medicinas. Pero eso sí, las luchas de poder dejarán cadáveres exquisitos apestando a corrupción.



ROSA MARÍA VERA

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