BAILANDO CON LOBOS
Este gobierno que abomina
de Podemos y que sigue “sin poder” solucionar el paro y la pobreza, nos ha
puesto a los pies de los caballos y seguimos bailando con lobos. La caperucita
del cuento no es otra que la Sanidad Pública que ha sido engullida por los
recortes. Y no por culpa de la crisis económica, sino por la mala gestión e
ineptitud de quienes nos gobiernan a la hora de asumir prioridades.
Los medicamentos cada día
son más caros y hacen menos efecto.
Los laboratorios abaratan el producto y el resultado afecta a la salud de los
españoles. ¿Qué hay que ser políticamente correctos y ajustarse el cinturón?
Pues sí, habrá que hacerlo recortando embajadas inútiles, sueldos millonarios
de políticos indecentes, e instituciones inútiles. Pero con la vida no se
juega. No se admiten apuestas con la muerte acechando tras la cortina de un
hospital porque faltan profesionales y hay una asistencia sanitaria deficiente.
Estamos
hartos de que otros vivan por encima de nuestras posibilidades y recorten la
Sanidad Pública para engordar las arcas de la Sanidad Privada.
Porque ahora, quién puede se hace un seguro privado para tener acceso a un
especialista y no engrosar una lista de espera para una operación. Es
lamentable que seguir vivo no sólo sea cuestión de dinero, sino de ética por
parte de unos gobernantes que hace tiempo que la perdieron.
Si Europa exige recortes y
el país lo necesita, que apliquen el cuento de caperucita y el lobo no se coma
al más débil. El virus de la gripe que
arrasa en Andalucía ya resulta sospechoso, porque hay quien manifiesta sus
dudas sobre la idoneidad de la vacuna. No vaya a ser que también los virus
se vean afectados por la crisis y en lugar de beneficiar a la población, la
debiliten, y en las próximas elecciones ya nadie vaya a votar porque piensen
que ya ‘no Podemos’ vivir en la urdimbre de la mentira.
Esto de bailar con lobos
esteparios sería una metáfora ingeniosa si no fuera porque hay muertes sin
justificar, y enfermos que no pueden comprar su curación por carecer de
medicinas. Pero eso sí, las luchas de poder dejarán cadáveres exquisitos
apestando a corrupción.
ROSA
MARÍA VERA
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