viernes, 20 de diciembre de 2013

CUENTO DE NAVIDAD



 

CUENTO DE NAVIDAD



   Llega la Navidad y qué magnífico cuento sería vivirla desde el sosiego de un estado de bienestar saludable. La tercera edad no es ninguna lacra, no es sinónimo de marginación o soledad si sabemos encontrar los medios adecuados para adaptarnos al entorno. A los más afortunados les llegará la hora de superar la barrera de la madurez y adaptarse a las nuevas tecnologías en beneficio propio. Hay que encontrar soluciones para recuperar la autoestima, fomentar la autonomía personal, y mejorar la calidad de vida de personas con disfunciones físicas, intelectuales y cognitivas.


   El acceso a Internet ofrece no sólo información, sino la posibilidad de comunicarse con usuarios afines en la red, favoreciendo la interacción social, la asertividad, y las relaciones sociales sin tener que superar barreras de inaccesibilidad. Barreras arquitectónicas en la misma vivienda que podemos subsanar con una moderna domótica: electrodomésticos adaptados, camas articuladas y grúas, apertura automática de puertas, sistema de avisos sonoros y visuales, controles por voz, y un largo etcétera de complementos para la integración del usuario en un ambiente confortable.


   La vejez no tiene porqué ser solitaria, la jubilación no comporta aislamiento si contamos con asociaciones y fundaciones donde compartir experiencias y luchar por derechos legítimos. Si pertenecemos a ese lobby de intereses comunes y empatía para conseguir apoyo legal, asesoramiento y orientación sobre recursos económicos, y diseño de actividades de ocio y tiempo libre. 


“La juventud es el tiempo de estudiar la sabiduría, y la vejez de practicarla”, dijo Rousseau

   Vivir, y vivir dignamente es el objetivo prioritario de cualquier edad. Y la Navidad llega con campanas de ilusión, con una ciudad engalanada y unos Reyes Magos que distribuyen regalos. Y qué mejor regalo que ese cuento de Navidad que habla de luz, luz y alegría para disfrutar de esos momentos inolvidables que nos da la experiencia de los años.



ROSA MARÍA VERA

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