domingo, 7 de noviembre de 2010

HALLOWEEN






Todos los días vivimos nuestro halloween particular porque el miedo es algo inherente al ser humano. Hay miedo a perder el trabajo, a contraer una enfermedad, a errar en el amor, o incluso a la abulia de no tener nada que perder.

La noche de los espíritus se ha convertido en la excusa perfecta para que algunos políticos busquen en el Más Allá lo que no consiguen con sus votantes o dentro de su propio partido. Más de uno tiene su gurú particular que echará las cartas, leerá los posos del café o hará ritos extraños conjurando un incierto destino. Hasta los más escépticos encienden una vela o buscan un disfraz para ahuyentar a sus fantasmas.

Obama lo tiene crudo y cuenta con todas las cartas para sufrir un revés, porque no basta con tener carisma de hombre liberal intentando reformar la Sanidad de su país. No basta con ser un hombre ejemplar y lucir la mejor sonrisa del planeta, si no cuenta con el poder suficiente para llevar a cabo un proyecto.

EE.UU sigue siendo conservador y republicano, y el color negro -aunque suene a argumento trasnochado- no gusta a todo el mundo. Norte y Sur siempre han vivido en órbitas diferentes y cada Estado tiene sus propias reglas de juego. Mañana martes, día de los difuntos, dirimirán en parte su futuro y los hados -las encuestas- no están de su parte. Quizás porque el presidente es demasiado pequeño en una Nación tan poderosa, y porque la guerra de Irak con su efecto propagandístico no es el mejor aliciente para sustentar su poder.

El tiempo tiene la última palabra y es un lobby poderoso, y la cosecha de Obama hasta ahora ha sido ínfima.



ROSA MARÍA VERA

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