CARNAVAL
El Arcipreste de Hita en su libro del Buen Amor -de difícil lectura por estar escrito en castellano antiguo- narra la disputa entre Don Carnal y Doña Cuaresma. Doña Cuaresma es la personificación de la penitencia, del ayuno y la abstinencia; y Don Carnal es su antítesis: la gula y los pecados de la carne.
Hoy en día, el jolgorio y el disfraz es una forma de rendirle tributo a la tradición, y cada ciudad tiene su idiosincrasia. En un pueblo van en persecución del judío montado en su rocín; en otro celebran la pelea ritual entre carniceros y pescaderos; más allá dan la cencerrada con todos los enseres de cocina; en otro lugar, renuevan la vajilla, los cacharros de cocina y los enseres viejos, en otro tiran de escoba, y resulta que todo esto se lo encuentra una también en los versos del Arcipreste, en unos casos totalmente literal, y en otros muy parecido. En fin, que con fundamento o sin él, desfila una larga secuencia de grandes celebraciones, procesiones y comparsas que se inician en Carnaval y terminan por Pascua.
Y como somos inocentes seres mortales, aquí no sólo se trata de diversión, sino de rendirle tributo a la memoria de nuestros juglares.
“Ad majorem Dei gloriam”
ROSA MARÍA VERA
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