EL TESTAMENTO VITAL
El
testamento vital es un documento escrito que manifiesta las últimas voluntades
de una persona enferma -en estado lúcido- sobre el tratamiento de su salud y
cuidados paliativos antes de su fallecimiento. Cuando alguien padece una enfermedad
incurable y quiere una muerte digna, tiene derecho en su libre albedrío a
expresar sus deseos y elegir cómo quiere llegar al final de su vida.
Nadie
se rasga las vestiduras si una persona decide que no quiere sufrir los estragos
de una prolongación innecesaria de padecimientos físicos y mentales, fruto de
una enfermedad incurable. Incluso hay, quién estando sano, redacta ante notario
un documento con instrucciones clínicas en previsión de un accidente o
cualquier adversidad del destino que le impida hacerlo a posteriori.
Porque
quienes luchan a diario con enfermos graves que padecen alzhéimer, demencia
senil, esclerosis múltiple o cáncer, son los más proclives a cubrirse las
espaldas y desear un final decente. Es así como pensamos la mayoría, en
la decencia de cruzar el umbral hacia el más allá. Si puede ser, rodeado de los
seres queridos, escuchando el rumor de la naturaleza y la armonía de un sentir
respetuoso.
El
testamento vital no es un documento negativo ni pesimista, sino real y consciente
de que vivimos al albur de los acontecimientos, y bajo los hilos de una vida
que no podemos controlarla en su totalidad, pero sí planificarla en su justa
medida. Hay que darle luz a nuestra existencia y ser positivos, pero también
dignificarla y con inteligencia preparar nuestras alforjas para el último
viaje.
Mañana
es la prolongación de hoy, y aunque vivamos en la urdimbre de los sueños con
fantasía e ilusión de vivir, también debemos escribirla como un cuento que hay
que compartir en público. Un cuento dulce, pensando en que cerramos los ojos
para despertar en un mundo nuevo y misterioso.
ROSA
MARÍA VERA
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