jueves, 13 de noviembre de 2014

UN SUEÑO EN NAVIDAD






UN SUEÑO EN NAVIDAD


   Este año el anuncio de la lotería de Navidad está alejado del estereotipo del lujo y la abundancia que da el premio. El filme emociona, cautiva, y fluyen algunas lágrimas porque vemos a una persona real, en una edad madura donde los sueños están olvidados y donde se sufre los avatares de una crisis personal e insostenible.

   La pobreza en los hogares ha iluminado a los creadores del vídeo y por una vez hemos llorado con una pena que no es nuestra, pero que la sentimos como un traje difícil de llevar sobre una piel trémula y desencantada. El anuncio toca la sensibilidad del espectador, lo conduce desde el sentimiento hasta la razón de ser de una generosidad basada en compartir. Compartir un sueño, una ilusión, y un décimo de lotería premiado que ilumina el rostro asombrado de quién lo recibe.

   Si el año pasado hubo controversia por el vídeo rodado por Raphael y Montserrat Caballé, esta vez el paisaje es distinto y no son los famosos quiénes brindan por la Navidad. Lo cotidiano y la lucha diaria de una familia en apuros han movido el hilo argumental del anuncio navideño. La ternura queda explícita en el dueño del bar que dona el premio a una pareja sin recursos, a alguien que ha perdido la esperanza y que sólo se conforma con un café.

   Un café que abre las puertas a un mundo nuevo, a la alegría de vivir y al rostro demudado que sonríe ante un nuevo cielo más tierno y generoso. Y hay que congratularse por la magnífica imagen que transmite el actor principal, alguien que puede ser usted, o el vecino de enfrente, y ambos sabemos que la ruleta de la fortuna es una noria donde unas veces estamos arriba y otras en el abismo del infortunio.

   El sorteo de Navidad cumple con las expectativas de un sueño. Las lágrimas de un hombre se recogen en una copa y la bebemos con fruición. Lágrimas de alguien que como usted o como yo, somos supervivientes de una realidad incómoda y difícil, donde llorar y reír no sólo no cuesta dinero, sino que nos transporta al mundo mágico de una ilusión, un billete al paraíso.



ROSA MARÍA VERA

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